viernes, 28 de noviembre de 2008

ATRAVESANDO EL CICLO MÁGICO DE JUAN-EDUARDO CIRLOT

Joan Ponç, (Dau al set, 1951)








Artículo de J.E. Cirlot en el "Correo de las Artes"( nº. 10, 1958)














Cardona Torrandell, Los amantes




CICLO DE BRONWYN, III
(Fragmento)

Y en realidad, esos pasos que se oyen, esa voz que resuena, esa actividad que se cumple, no son los de un ser terreno. Pero no hay que temer; casi nunca ese extranjero sabe que lo es. Y cuando lo sabe, no tiene ningún medio a su disposición para comunicarlo verdadera y efectivamente.

La olas sin espuma viniendo lentamente
desde la eternidad repitiendo sin ruido
lo nunca.

¿Son de formas distintas? ¿Qué son formas?
¿Son las revelaciones de otra imagen?

Un cielo se separa de este cielo:
las voces de unos ojos que vienen de lo gris.

*
DEBAJO DE ESTA TIERRA.

*
La torre con dos labios.
Tu cuerpo destrozado por las hojas aún verdes.
Y son tantas las piedras.

*
Son tantas las estrellas que nadie las oiría
entre las llamas negras que defienden la noche,
cuando todo son manos que buscan por el mar
las ramas de tu nombre.

*
Las ramas azuladas que propagan lo no.

¿Son los miembros humanos el centro de este mundo?
¿Lo son todo, acaso?

*
Hablaba de tu cuerpo de dedos y de manos
o tocaba en tu frente los milenios de luz.
Y las rosas se abrían dividiendo despacio
la nieve desolada del abismo marino.

Las almas son aún un polvo más oscuro,
una luz más violeta
en el dolmen doliente al que me abrazo.

*
“Los árboles descienden, ¿no los ves?”

Siempre estoy como echado en el musgo más húmedo,
como calladamente preguntando a la tierra;
como si hubiera sido después de que la sombra
me arrebató de un mundo en que no existes.

*
He podido escarbar bajo la hierba
y tocar las heridas, las hierbas de tu nombre.
Y he sollozado muerto por los campos marinos
bajo las aves blancas de la nada desnuda.

*
Oigo los movimientos de los entrelazados,
el avance tan lento con que las espirales
alumbran su condena de tan sólo estar siempre
intentando elevarse contra la altura inútil.

*
A veces, son las cruces
que vacilan, se agrietan.
O repiten los nombres grabados en las losas,
en las heladas losas verdes ya tan pálidas.

*
Si puedes,
mira cómo me envuelvo con los cabellos blancos de mi espíritu
contra el yerto alfabeto que recita tu nombre,
Bronwyn.


*
ASPIRACIÓN AL OTRO CIELO.


Juan-Eduardo Cirlot, Poesía, 1966-1972
(Ed. Nacional, Madrid, 1974)



AT



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