martes, 12 de noviembre de 2024

LA FALTA

 Foto: J.X, "Sombra".


“La peor, soy yo.”

Sor Juana Inés de la Cruz


I

Vivía tan dentro de sí, con tanta vida interior, tan adentro, que no podía vivir afuera haciendo lo que se dice una vida común, una vida exterior. Le aconsejaban, sin embargo, que no era bueno ni saludable que siguiera viviendo así, tan encerrado en sí mismo. Le advertían que con tanta vida interior y tan poca vida exterior, sin distracciones, no hacía sino perderse en su propia interioridad. Con el riesgo de caer, aun siendo un descreído, en ese estado de visión y extravío que otros califican de vida mística, de vida espiritual.

Aunque, por otra parte, también es verdad que imaginaba evasiones, fugas y toda suerte de escapadas del extenso dominio de la falta. Pero, ¿cómo escapar de sus prisiones?



II

Cada vez sentía más la falta. Cada hora, cada día, añadía más tiempo y más peso a la falta. Aquella era su falta, sin excusas, imperdonable.

No sólo le faltaba el amor, la casa, el trabajo. Le faltaban también las palabras. Le faltaba el silencio, le faltaba soñar.

Se echaba a faltar incluso a sí mismo.

Pero la falta era algo más que un faltar. Era su falta.

Esa falta, de tan desolada, se volvió maligna. Tenía la sangre viciada, envenenada, la herida se abrió más y la sangre se derramó por el suelo. A causa de la falta, ahora le faltaba sangre, ironizaba alguien. Una larga transfusión de sangre desconocida, anónima, recorrió el laberinto de sus venas, el interior malherido de su cuerpo, día tras día, noche tras noche, hasta que al fin día despertó.

La falta, pese a todo, cada vez era mayor en su cuerpo. Cada vez aumentaba de volumen y de peso en su alma.

Desde que le faltaba lo que más amaba, todo se revolvía en su contra, faltándole.

Contar más sería triste, y bastante sangre derramada tenía su historia, con tanta falta.

La historia de su vida, pues, en pocas palabras, fue este ir y venir de la falta a la falta. Siempre aquella falta, colgada del cuerpo, colgada del alma, arrastrándola  día y noche.

Hubo de pasar aún mucho tiempo para que en la memoria del dolor se vertiera aquella sangre amorosa, que se infiltraría en la falta como un consuelo efímero. Hundimiento breve de la falta innombrable, del dolor de la falta, en esa misteriosa sangre amorosa.


martes, 15 de octubre de 2024

CUARTETO DEL MÁS BELLO AMOR

                                                                    

I

DOS VIDAS

Eran dos niños que se querían. Un día los separaron, y murieron. Los sepultaron en el mismo cementerio, en nichos distintos.

Los días pasaban y la gente murmuraba: los dos niños salían de las tumbas a pleno día, jugaban y seguían queriéndose. Era un escándalo para los vivos.

Al final, la gente del pueblo decidió tapiar con más tierra y cemento las dos tumbas. Y los dos niños ahora ya no salen a quererse bajo el sol.

Pero corren rumores de que siguen viéndose en un lugar muy apartado, lejos, detrás de las montañas, y que siguen jugando y queriéndose pese a la muerte.


II

LEYENDA DE AMOR

Cuenta la leyenda que un sepulturero de la aldea, enterado del amor que se tenían una niña y un niño que fueron atropellados en el llano de un bosque mientras paseaban, decidió colocarlos juntos en un mismo ataúd.

Como eran dos niños muy delgados apenas se notaría la diferencia de peso entre las dos cajas mortuorias.

Pasado el tiempo, un amigo infiel del sepulturero confesó a uno de los familiares el engaño del entierro, y éste hizo una denuncia.

Las autoridades ordenaron la exhumación de los dos cadáveres y comprobaron que una de las cajas estaba vacía. Confirmado el engaño, el sepulturero fue despedido de inmediato.

Se procedió, pues, a un nuevo entierro, separando los esqueletos de ambos niños, colocando a cada uno en su ataúd y soledad correspondientes.

Llegó el día en que los dos ataúdes fueron desvencijados por falta de pago del mantenimiento del nicho. Los restos de los niños fueron arrojados a la fosa común, e incinerados un tiempo después con los otros esqueletos de la fosa.

Cuentan los del lugar que, cuando ardieron los huesos de la niña y del niño que paseaban juntos, el humo de la chimenea dibujaba pequeñas manchas rojas entre las nubes, como si fueran gotas de sangre amorosa.


III

EL CASO DE LOS DOS NIÑOS DESAPARECIDOS

Érase una vez dos niños que salían a pasear. 

Daban una vuelta por los alrededores del cementerio. Al cabo de una hora, regresaban.

Uno le daba la mano al otro, como si temieran perderse (se llevaban unos tres años de diferencia). No hablaban. Caminaban e iban contando los árboles.

Un día se alejaron tanto, paseando al azar, que atravesaron los bosques cercanos al cementerio. El niño más pequeño tenía un gran sentido de la orientación, pero aun así se extraviaron por el camino de vuelta.

Pasó el tiempo. Un día los funcionarios del cementerio municipal, por falta de pago del mantenimiento de los nichos, excavaron en el muro y sacaron los dos ataúdes blancos para arrojar los esqueletos de los niños a la fosa común. Era norma de obligado cumplimiento desnonar a los muertos por impago familiar de la cuota anual, repetían los funcionarios en voz alta, de mala gana, a los curiosos que, asombrados, murmuraban por esos traslados a plena luz del día.

Al abrir los dos ataúdes (de mala manera, puesto que al no disponer de las llaves correspondientes, golpearon con martillos los ataúdes hasta reventarlos), comprobaron que ambos estaban vacíos.

Imposible explicar la ausencia de los dos niños, advirtió la dirección del cementerio a los funcionarios. Por tanto, lo mejor era hacerse el tonto —concluyeron— y no comunicar nada a las familias respectivas.

La ausencia de aquellos dos niños, que habían salido a pasear y no volvieron jamás al cementerio, era un caso inexplicable.


IV

UN SÁBADO DE SOL FRÍO

Era demasiado pronto. El kiosquero de las flores aún no había llegado.

Arrancó un par de flores del jardín y las escondió en la bolsa.

Hoy, además, llevaba en la bolsa un botellín de cava y dos copas de plástico. Envueltos en un trapo del polvo para limpiar, antes del brindis, la lápida con los ocho versos de Emily Dickinson, encabezados por una flor.

En la Isla II (en este cementerio marino hay dos Islas) creía que no había nadie. Había quitado ya el polvo y se disponía a brindar con la novia muerta, cuando, de súbito, aparecieron dos personas. Decidió esperar y celebrar el brindis unos instantes después. Mientras tanto, dio una vuelta por la Isla. Logró descubrir a la cotorra que cantaba en lo alto de un ciprés. Hacía un sol frío. Al volver, comprobó que ya no hubiera nadie por los alrededores. Entonces, descorchó el botellín de cava y brindaron. La cotorra voló hasta el ciprés a cuya sombra se estaba celebrando el brindis. Aceptaron su compañía cantora y brindaron los tres juntos.

Cuando salió del camposanto, ya había llegado el kiosquero de las flores. Pero él ya había entregado su flor.

Mientras volvía a casa en autobús palpó un bulto en la bolsa. Imaginó que debía de ser aquel trapo para limpiar el polvo de la lápida. Abrió la bolsa e introdujo la mano. Con los dedos resiguió los pliegues rugosos del trapo. Uno de los pliegues era más suave, perfumado, como si en él se hubiera adherido polvo de flor seca. Lo cual le sorprendió, puesto que, antes del brindis con ella, con la novia muerta, había sacudido el trapo allí mismo, en una papelera, junto al ciprés.

Era un sábado de sol frío.



Fotografía: Photoroom.com

                                                                                  


martes, 8 de octubre de 2024

NIÑO MUERTO EN UN BAÚL

     Foto: J.X.             

                                                           

Un niño muerto escondido en un baúl, bajo cosas antiguas: abanicos, postales, juguetes, álbumes de cromos y fotografías. Una de las fotografías, arrancada de un álbum, de tamaño mediano, con un marco de cartulina dorada, retrataba la boda de los padres, ambos vestidos con trajes oscuros.

Al fondo del baúl, otra fotografía arrancada del mismo álbum, con el niño muerto escondido. Es una fotografía misteriosa: un pequeño ataúd, que resplandece por su blancura sobre un fondo de cipreses oscuros, medio quemados.
Es el primer hijo, el hermano muerto por la escasa atención médica al confundir una meningitis con una simple jaqueca de resfriado. Años cuarenta del siglo XX, en un Consultorio Clínico de Barcelona. Años, en aquella larga postguerra, de más muerte que vida.

En el baúl, dentro de un sobre en blanco, había otra fotografía, borrosa. Parecía una novia muerta, con un vestido arrugado, de un blanco amarillento -como las cubiertas rasgadas, anacaradas, de un viejo devocionario de primera comunión-, yacía en una cama de matrimonio, según constaba escrito detrás de la fotografía.

Él nunca pudo averiguar quién era. Tampoco se atrevió jamás a preguntarlo, ni siquiera a su tía abuela, la dulce hechicera que curaba los celos amorosos de los niños en la sala comedor de casa, junto al puerto.

Así comenzó el misterio de la novia muerta.



jueves, 3 de octubre de 2024

PASOS EN LA CUERDA FLOJA

 Foto: J.X.

Iluminar una palabra, extender la iluminación hasta un verso o una frase que será escrita, y fijarte en cada una de las palabras cuyo cuerpo en formación te lleva a un tiempo sin tiempo.

Hundir los ojos y esclavizar las manos hasta liberarlas en la forma que va adquiriendo el verso, la frase, como en un sacrificio primitivo.

Mantener el equilibrio unos pasos más y otros pasos más -no sabemos cuántos serán- en la cuerda floja del escenario abismal, sin una tupida red debajo para amortiguar las caídas mortales.

Aunque no pueda hablar contigo 

y todo sea muerte y todo sea ficción

este hablar contigo en el silencio de ambos

es un modo de hacernos revivir juntos

la búsqueda de un refugio en la intemperie del tiempo. 


miércoles, 2 de octubre de 2024

EL EMBRUJO DE UNA FRASE LARGA QUE SE CONVIERTE EN FLOR AZUL GRIS

Dibujo y fotografía: J.X.


Por su modo de andar, inclinando los hombros de un lado a otro y pisando fuerte con los pies, se diría que andaba con voluntad de pisar, de humillar a aquello que estuviera pisando a cada paso.

Pero había alguien (no diremos su nombre) que presentía lo que se ocultaba debajo de la acción de la suela de los zapatos, es decir, qué era lo que en realidad estaba haciendo al andar de aquella manera, inclinando los hombros a ambos lados y pisoteando con tanta dureza el suelo: lo que chafaba era su propio corazón, su propia alma* era el objeto maltratado, sometido a humillación por aquellos zapatos suyos que sin clemencia alguna troceaban su alma gastada, caída bajo la suela de los zapatos, rendida, machacada en el suelo a cada paso, a cada pisada. Él mismo era el verdugo y la víctima de aquella tortura.

Al ser torturada, el alma dejaba atrás un líquido sanguinolento que se escurría por el enrejado de las alcantarillas. ¿Sería un milagro que desembocara lejos de las playas y flotara como un ramo deshecho de flores de sangre y malas hierbas, lavadas por las aguas del mar? 

Por amor y por desamor, hay muertos que giran la cabeza y lloran. 

Pero hay una frase que se extiende en ramas que se curvan tierra adentro palabras que echan raíces bajo tierra desconocida hacia abajo hasta lo más hondo rozando a los insectos que guardan instinto y mala memoria de toda la tristeza del mundo y es entonces cuando las palabras atraviesan la humedad rescatan la ceniza se vivifican los restos petrificados de donde siempre saldrá una flor para el conjuro de cada maldición de amor que se transformará en esta flor azul gris que ya se abre bajo tierra para ti y gotea sangre amorosa de breve infinito.


Nota.

Usaba la palabra “alma” para significar algo más que “corazón”, pero no sabía qué.



sábado, 28 de septiembre de 2024

ESCRITO EN UNA PARED: ¿QUIÉN REPARARÁ EL DAÑO CAUSADO...?

 Foto: J.X.

En tiempos y lugares lejanos, hubo una vez un espíritu puro que se corrompió de la cabeza a los pies (era un espíritu puro que tenía cabeza y pies).

Por culpa de esta conversión, de espíritu puro en espíritu impuro, un día vino la muerte a cerrar los ojos más bellos y abiertos que había visto nunca. A partir de entonces, perdido, solo, experimentó la segunda conversión, de tal modo que volvió a ser un espíritu puro, aunque no de la cabeza a los pies, como señalábamos antes. Porque esta vez cojeaba de un pie, el pie derecho, lo cual le hacía cojear también el lado del corazón. Por lo tanto, un espíritu puro a medias, podríamos decir.

Merodeaba por la calles como un ser extraño entre los llamados humanos, tan ocupados en la ascensión, que eran incapaces de adivinar al espíritu puro que pasaba por su lado, cojeando, rozando las paredes donde, a medianoche, escribiría frases como ésta:

Pero, ¿quién reparará el daño causado, la inocencia manoseada?


lunes, 23 de septiembre de 2024

CRISTAL AFILADO

 Foto: J.X.



No te preocupes.

No volveré a aquellos lugares

para ir de ronda con la muerte,

en busca de la última caída,

del último cristal afilado

clavado en la parte más baja del alma,

como en una de aquellas películas

terroríficas, de pesadilla,

que no te gustaban.

Preferías atravesar los bosques reales,

con luz o brumosos, tierra con hojas secas

o tierra húmeda, de hojas resbaladizas,

pero sin vampiros ni muertos vivientes

detrás de los árboles.

Ni...

jueves, 29 de agosto de 2024

DESAYUNO EN EL JARDÍN

 Foto: J.X.

Después de varios días de malentendidos, se encuentran en el lugar de la cita, un zona ajardinada próxima al cementerio.

Le regala una flores amarillas, y la novia sonríe.

Entrelazados por la cintura, dan una vuelta y entran en el jardín de su casa: la casa de ella, donde todo es silencio, sólo alterado por las alertas de las gaviotas y las palabras de saludo y despedida de los invitados. Se trata de una estancia situada en una isla separada del resto de estancias por una entrada que semeja un pequeño túnel. Tanto dentro como fuera de la isla, vienen a diario los visitantes habituales, a los que hay que añadir los invitados a los rituales de los nuevos residentes de esas estancias, explica la novia, minuciosa, en un tono delicado propio de ella. 

Desayunan en el jardín, bajo los árboles, beben una cerveza, se cuentan algunas anécdotas. El problema es la ausencia entre una y otra cita, dicen ambos. Pero no es posible hacer otra cosa, de momento, dadas las circunstancias adversas.

Se despiden hasta el día siguiente, esta vez sí, hasta el día siguiente, insisten.

Él deja los botellines de cerveza y los vasos de plástico en una papelera del cementerio, repleta de flores secas.


 C. D. Friedrich, Entrada al cementerio


viernes, 23 de agosto de 2024

PEREGRINAJE DEL ABANDONO

 Foto: J.X.

Un poeta extraviado va recorriendo las etapas del camino de perdición, hasta que llega a un cruce, a una bifurcación del bosque. Hay un poste de madera con dos señalizaciones: una indica que al final del camino no hay redención posible. La otra, señala un atajo de redención.

El poeta extraviado escoge este segundo desvío del camino de perdición: el atajo de redención. Descreído, no confía en que él pueda ser objeto de ninguna redención. Pero sigue adelante, por si encuentra al azar, en algún recodo del atajo, una palabra reconocible, una luz reveladora.

Gracias a la vida que le resta, el poeta extraviado sigue subiendo y bajando por caminos, atajos y desvíos de toda condición -llanos, oscuros, pedregosos...-, de tal modo que al caminar se entrega en corazón y alma a cada paso, pues teme no llegar a tiempo a la cita convenida en un lugar remoto del bosque. Lugar rodeado de malas hierbas, altas, sin flores, que no podía atraer a nadie, salvo a aquellos muertos de amor que adivinaban el lugar secreto de la cita.

Huellas de sangre amorosa marcan el sendero a ninguna parte, donde el amor tiene su dominio.

Éste es todo el sentido, todo el misterio. No hay más. En la soledad del bosque, intentando el olvido bajo la sombra de los árboles. O perdido, totalmente, como ella se perdió aquel día bajo la tormenta, mientras avanzaba sola por caminos confusos, embarrados, hasta que vislumbró una casa en lo alto de  una colina. Desesperada, llamó a la puerta, y tuvo la fortuna de ser bien acogida por un muchacho que la acompañó hasta el pueblo más cercano. Pero no siempre hay una casa solitaria en la colina, ni alguien que te abra la puerta para salvarte del extravío. 

No hay más flores. Todos los pétalos se han marchitado. Y la sangre amorosa, derramada en el suelo, se ha vuelto oscura, oscura. 

La cometa de un niño o de un enamorado desamparado cruza el cielo del bosque, volando arriba y abajo, cortado el hilo que la ataba a la tierra, volando separada de la mano del niño o del enamorado desamparado. La cometa lleva colgado en la cola un trapo negro, pintado con letras grandes rojas:

             ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?

lunes, 5 de agosto de 2024

TRABAJOS

Foto: J.X.








Trabajos para sobrevivir al amor y a la muerte.

¿Trabajos útiles, inútiles? Trabajos.

Trabajos sobre la vida y la muerte, trabajos, variaciones sobre el amor, el dolor y la muerte. La inocencia, la angustia, la culpa, la redención (si hay tiempo, si es posible). Trabajos.

Digas lo que digas, se trata de una mala jugada poética haber apostado por el amor demasiado tarde -después de tanto apostar por la rotura de lo desconocido-, tirando los dados sobre el tapete descolorido de la muerte, cuyos dominios no puede cambiar el azar ni con dados trucados, ni con un poema.

En un callejón sin salida, dos enamorados inician el ritual del corazón quemado. Figuras de humedad y musgo encendidas en las paredes de los dos lados y en el muro del fondo. Todo el callejón solitario desfigurado por el humo.

Habla una pregunta escrita en la pared:

En el gran vacío cósmico, ¿puede sobrevivir la substancia del amor en la ausencia, en la nostalgia, en el sueño de lo que pudo ser humanamente divino?

Habla una leyenda escrita en la pared:

Aun no creyendo en nada, hacía un elogio de la vida por haberla conocido a ella, a la novia muerta, que le dio una segunda vida, a él, el novio de la novia muerta.

Junto a un recodo del abismo, removiendo la ceniza de los dos corazones quemados, entre las malas hierbas, brota una flor, un montón de amarillo..., un montón de amarillo.

Acrobacias inesperadas del cuerpo sobre el alambre. Pero éste, el cuerpo, duda un instante, se estremece, tiembla y cae al vacío. Queda malherido, ensangrentada la arena de la pista del circo.

En el vacío del corazón, las malas hierbas nutren las raíces de una flor..., pétalos de sangre amorosa.

De la flor se desprende un lazo que se ata a la cintura del alma, que arrastra el peso..., todo el peso del cuerpo del acróbata, todo el peso atado a la cintura del alma. 

Enlazado por la flor, el acróbata se incorpora..., una mitad del alma vestida de sangre amorosa..., y saluda al público haciendo una reverencia..., el pánico se apodera de los espectadores..., todos salen huyendo.

El lazo de la flor arrastra el peso del alma..., encabeza el arrastre un vestido de sangre amorosa.

Subiendo al bosque de los espíritus, dos escupitajos manchan el vestido de sangre amorosa. 

Se oye un lamento: “¿Por qué me has abandonado?”


Las variedades espirituales, estas variedades descritas aquí, en el refugio de esta cueva o cabaret, pueden ser una muestra de amor escenificada ante los vivos, pero dedicada a ti, que paseas y atiendes las sombras del amor de otras novias muertas.


A lo lejos, pero cada vez más cercano, se oye un lamento:

“¿Por qué me has abandonado?”


sábado, 13 de julio de 2024

LLUVIA

 Dibujo: Roc Espinet

Tenía prisa por vivir y llegar cuanto antes a la muerte. El amor lo retrasó, sus pies se detuvieron, hasta que el amor murió. No pudo recuperarse de los pasos perdidos y llegar cuanto antes a la cita con la muerte. Sobrenadó por las aguas más turbulentas, malherido de amor, hinchado, como un pez muerto flotando en el mar. ¿Qué día fue abandonado? ¿Acaso, por su mala vida, no fue absuelto y perdonado? ¿Murió quien podía rescatarlo?

La muerte de otro ser ocupó el vacío que sentía en cuerpo y alma, y lo transfiguró en amor atormentado. Era como si le creciera dentro una flor cuyos pétalos enmarañaban su corazón hasta asfixiarlo. 

Llovía. Entre dudas y gotas de lluvia, ha vuelto a casa con el pequeño ramo de violetas escondido en el bolso. Guardado en el armario, el ramo será para la próxima cita, pasado mañana, con la novia muerta.

Dentro del armario, el ramo de violetas deja prendido a la ropa un olor a piel, a piel ausente, a piel besada y bajo tierra húmeda. Antes de cerrar el armario, besa el ramo de violetas. Como si volviera a besar otra vez aquellos labios muertos.

Aislados por la lluvia, por la muerte, los tres, la novia, el novio y el pequeño ramo de violetas en el armario.




jueves, 4 de julio de 2024

ESTREMECIMIENTO

 Foto: J.X.

Cuando él se estremece delante de la novia muerta, ¿se estremecen también los huesos de ella? -No, no se estremecen, canta la niña que pasea al cuervo.

Dentro de sí, ya no le cabía otra muerte. Excepto un pequeño reducto que sería para la suya-definitiva, no había más espacio en su cuerpo desde que lo ocupó ella, la última muerte. Cada vez con más vida muerta dentro. Cada vez con más muerte viva. Y respecto al alma, a su alma, no sabemos nada.

No podía pensar en otra cosa que no fuera el nombre cuya muerte volvía a la vida gracias al recuerdo, al recuento de los días. “Tanto, tanto, que nunca será bastante”, dice alguien. Dice, ¿quién lo dice? No hay más que decir, que nombrar.

La verdad: si puede escribir tres o cuatro palabras justas al día, ya dispone de suficiente dosis de imaginación para continuar sobreviviendo. La verdad: cada día escasean más las palabras justas.

¿En este poema no falta una flor? -No, no falta una flor, canta la niña que pasea al cuervo.

miércoles, 26 de junio de 2024

LA DUDA

Foto: J.X.

Desnutrido de cuerpo y alma, daría de comer a los cerdos tirando su propio corazón a la pocilga. Con palabras calcinadas al fondo de la olla, a modo de condimento, justo debajo del corazón arrancado. ¿Dónde estaría mejor su corazón que en el cubo de hojalata de una pocilga, después de hervirlo en un caldero con remolachas, trozos de calabaza y patatas grilladas*? Todo ya bien hervido, bajarían el cubo a la pocilga y darían de comer a los pobres cerdos que ignoran el mal. Esto se preguntaba, mientras entraba otra vez a la tienda de cuchillería, dudando, y pedía a una dependienta el precio de una navaja que había en el escaparate. La hoja parecía resistente y afilada para extraerse el corazón y cortarlo a pedazos como despojos para la olla.

De pronto: aparece una flor en el cubo de los despojos hervidos. ¿Acaso es una señal, un indicio?, ¿una flor dejada por ella -la ausente- para limpiar y rescatar del cubo al corazón podrido?

Si es ella -la ausente- quien dice tu nombre, tal vez toda la belleza, todo el amor del mundo cubrirá el cubo de los despojos, y la insistencia de la flor liberará tu corazón.

Perdidos en la ciudad, perdidos en el bosque, desvalidos.



*Grillarse. (De grillo.) Dicho del trigo, de un tubérculo o de algo similar: entallecer.

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sábado, 22 de junio de 2024

LA CITA DEL RAMO MARCHITO

Foto: J.X.

Ansiedad por la próxima cita... Siempre llego demasiado pronto... Esperar, arriba y abajo, esperar... Encontrarnos de nuevo, mirarnos, volver a hablar, pasear de la mano... Transcurre el tiempo... Esperar en vano... Ya no vendrá... Será otro día... Esperar otra vez, esperar el reencuentro... Ansiedad por la próxima cita... Aunque, según todos los indicios, se trata de una cita casi imposible... O tal vez, ¿la cita no será aquí, en esta calle, sino en otro sitio, más secreto, más oculto?... Pero, ¿en qué lugar?... Me voy, con el ramo marchito a otra parte... Buscaré el lugar exacto de la cita, caminaré por los bordes del abismo, con el ramo marchito como guía, iluminándome...

                                         



domingo, 9 de junio de 2024

EL GRAFITI, EL ÁRBOL Y LA BODA

Foto: J.X.



Versos inesperados, grafiteados en el suelo con pigmentos de sangre:


El espíritu muda de piel,

deja atrás mi cuerpo,

y se aloja en ella, en el vacío

de la novia muerta.

Atreverse a morir de amor en este lugar,

cuyos santones persiguen a la enamorada

y al enamorado que mueren de amor (...)


Mientras leo los versos, me interrumpe la proclama de un vagabundo, subido a un árbol de la calle:

“Quienes se desviven y mueren de amor, no pueden congeniar con los vivos que no se desviven ni se acercan para cultivar flores alrededor del abismo, por donde se precipitan día tras día aquellas parejas de enamorados que no pueden agarrarse a nada.”


El vagabundo calla. Entonces, acabo de leer los versos:


Pero el amor, hecho prisionero, apaleado y muerto,

se levanta y cruza los límites

de las tierras ensangrentadas,

y permanece más allá del árbol y del abismo,

donde se confía en quien muere de amor.


En el Callejón de las Almas Perdidas, hay solitarios y parejas de enamorados malheridos, cojos, mancos, ciegos, tullidos por amor (a semejanza de aquellos tullidos y tatuados de postguerra, con bañador negro, extrañamente ajustado, que llenaban la “playa libre” de la Barceloneta, la playa pública, gratuita, con trampas en la arena, latas oxidadas, vidrios rotos que te cortaban, que te pinchaban los pies, riesgo que no se daba tanto en las playas privadas, de pago, acotadas al lado mismo de la “playa libre”)..., tullidos por amor que hacen cola para reclamar las sobras del segundo plato de un banquete nupcial: una sopa de serpiente y rana servida en un cuenco plateado. Más que nada, hacen cola y lo reclaman por distraerse de la muerte. Hay tres platos más en el menú del banquete, cuyas sobras no viene a cuento reivindicar.

Lo curioso, sin embargo, es que no reclaman siquiera un pétalo  del ramo de novia, ni les apetece llevarse uno de esos trozos de pastel de boda olvidados en el desorden de la mesa.

Me escabullo del banquete y salgo a la calle, a tientas, cojeando..., una duda de nata pisoteada en la suela del zapato. Escalofríos en la calle, escalofríos en la playa. Añádele unas agujas de pino, un oleaje de piedrecitas de colores, vidrios de botellas rotas, pulimentados, acristalados por el mar. Guárdalo en el bolsillo, estíralo, vuelve a guardarlo, no cortes el hilo.


sábado, 8 de junio de 2024

ESTAMPA DEL MALVIVIR Y SUS LEJANÍAS

Foto: J.X. 

Por muy lejos que estuvieran el uno del otro, cualquier día el azar volvía a juntarlos al doblar una esquina, o en el recodo de algún camino poco transitado, o en la misma vieja casa donde ambos habían vivido. Y donde seguirían viviendo, pese a las dificultades y trampas del malvivir que los atrapaba y los empujaba contra los muros.

Siempre fue así, cayendo y levantándose, excepto en el que sería el último encuentro: aquel último día en que ella abrió tanto los ojos, que él no supo qué miraba. Restos de ternura había en las puntas de los dedos que cerraron la muerte fija en los ojos.


viernes, 7 de junio de 2024

PERRO ABANDONADO

Foto: J.X.

Impertérrito, permanecía solo en medio de aquel amor, con sentimientos desparramados en papeles y bolsillos. A semejanza de un perro perdido, al principio querido, pero luego abandonado en un lugar cualquiera de perdición, en mitad del camino.

“La bella flor con la que naciste, se ha ido deshojando”, le advirtió un poeta que estaba orinando en la curva más peligrosa del camino.

La culpable de tal desamor era la celosa muerte, que había arrebatado el corazón de quien lo amaba, de quien amaba a ese perro.

Animal abandonado en mitad del camino, en medio del amor, olisqueando cuál es el mejor refugio en un lugar de perdición. O el peor, y así alejarse y desaparecer cuanto antes de la vista de este mundo.


martes, 4 de junio de 2024

UNA SOLA FLOR

Foto: J.X.

No hay quien los salve. Caen, heridos de muerte, los enamorados y los desenamorados. Todas las calles, todos los bosques, todos los ríos, arden y acumulan ceniza sobre la ceniza de los enamorados y desenamorados muertos. En la infinita devastación, queda una flor, una sola flor para ti.

sábado, 25 de mayo de 2024

GRAFITI DE LAS ÚLTIMAS PALABRAS

 Dibujo: Roc Espinet


Dos espectros grafiteros escriben en las paredes del Callejón de las Almas Perdidas, una y otra vez grafitean.

--M'hauria agradat fer-te més llum, donar-te més flors, deixa'm morir per tu. / Me habría gustado darte más luz, ofrecerte más flores, déjame morir por ti.

--Ja has fet prou. Abraça'm, encara que tingui el cos maleït per la mort, abraça'm i no diguem res més. / Ya has hecho suficiente. Abrázame, aunque tenga el cuerpo maldecido por la muerte, abrázame y no digamos nada más.

Las palabras se vuelven flores marchitas y se desprenden de las paredes, como un ramo de boda arrojado al mar. ¿Quién estornuda? La muerte pilla un resfriado y se esconde en un portal del Callejón de las Almas Perdidas. Encuentro una flor en la última sílaba de tu nombre grabado en la pared. Unas manchas rojas en los pétalos. ¿Gotas de sangre amorosa?

Respirar profundamente, aquí, en este silencio donde nadie respira, y donde se agitan las gaviotas en defensa de sus nidos, en lo alto de los muros, mientras dudas si rozar o no los pétalos de sangre de las novias y los novios muertos. No dudas más, y rozas con los dedos esos pétalos ensangrentados y muertos de amor, en el Callejón de las Almas Perdidas.


viernes, 24 de mayo de 2024

LA ESCLAVITUD DEL ALMA

Foto: J.X.


No era un desgraciado cualquiera, como algunos murmuraban. Era la desgracia en estado puro, eso sí. Pero no un desgraciado cualquiera. Tenía el alma clavada en el suelo, en perenne esclavitud, y, en tal posición espiritual, recibía las pisadas de los transeúntes. Salvo raras excepciones, la pisoteaban sin darse cuenta, o le tiraban un escupitajo, un papel o un chicle. Era el callejón de las almas clavadas, en el cual todo estaba permitido, incluso orinar encima de ellas. Sin darse cuenta, por supuesto, ya que dichos transeúntes no eran clarividentes y no podían saber la cantidad de almas clavadas que estaban allí, a flor de suelo, esclavizadas, como la suya. ¿Durante cuánto tiempo permanecerían aún clavadas en el suelo? Ninguna de  esas almas condenadas lo sabía, y mucho menos la de él, que no tenía el don de la palabra justa, exacta, y cuando la encontraba ya era demasiado tarde para responder, para rectificar el silencio y salvarse. Sea como fuere, todas ellas compartían la desgracia en estado puro, y no eran unas cualesquiera por haber caído tan bajo, a nivel de suela de zapato o escupitajo, sino unas almas clavadas en el suelo como solitarias flores callejeras que han perdido la belleza, consumidas, y nadie las reconoce.



sábado, 18 de mayo de 2024

CONFESIÓN PÚBLICA DE AMOR EN EL BAR

 Foto: J.X.

Entró en el bar y, una vez más, se subió a una silla y anunció: “No acierto con la palabra mágica que abriría la cueva del tesoro. Ella y el tesoro se esconden tan bien, que no me será dado encontrarlos, ni al tesoro ni a ella, a la novia muerta. Me declaro en fracaso total, pero debo seguir. La barca del amor se resquebrajó en el vacío, mucho antes de que chocara y naufragase en la vida cotidiana. Sin embargo, no me hundí con la embarcación, soy un náufrago agarrado a un pecio, una puerta de madera que va y viene por las aguas profundas, a la deriva. Debo seguir aquí, avanzando en el naufragio, en busca de la palabra mágica, dejándome llevar por las olas, soñando a la desesperada para que el amor no se pudra en el corazón, y ella pueda ser rescatada viva en el sueño, entre las aguas profundas.

Gracias por escucharme, y recuerden, quienes puedan amar, que éste es un lamento de amor por la novia muerta. Muchas gracias.”

Se bajaba de la silla y salía del bar. 

jueves, 16 de mayo de 2024

CANTO INAUDIBLE

 Foto: J.X.

Qué más queda por decir, qué más queda por escribir en la piel viva sostenida por la piel muerta, que vive debajo. Entre piel y piel, refulge un claro de luz perdida. El mal se purifica en el mismo arroyo de donde ha salido. Se consagran vida y muerte de las dos pieles en una sola piel, y ambas celebran el sacrificio haciéndose canto inaudible en el escondrijo de piel terrosa, despellejada. Qué más queda por decir, qué más queda por escribir: dos cadáveres rozándose los huesos, sin labios, intentando el beso.


sábado, 11 de mayo de 2024

HOGAR, DULCE HOGAR

Artesanía y foto: Judith Xifré




Llevaba un lápiz gastado, pero bien afilado, en el bolsillo de su camisa, a la altura del corazón, con la esperanza de que un día, el lápiz, aprovechando un accidente, una caída, le atravesara el corazón. 

Pero en vano esperaba que aquella punta afilada se le clavase en el costado del corazón y lo desgarrara de parte a parte, como una flecha envenenada de la selva.

No tenemos casa, ya no tenemos aquel piso de alquiler”, le dice el vagabundo a ella, a la novia muerta que lleva dentro, oculta, como si ella, a falta de casa, hubiera ocupado su alma de vagabundo, espacio mal construido desde el principio, desde la infancia, mal ordenado. Habitable, pese a todo, responde ella, furtiva, instalada en aquel lugar inhóspito de su alma de vagabundo.


miércoles, 24 de abril de 2024

EL VÍA CRUCIS DE LAS CALLES Y UN SENDERO

Foto: J.X.

Se arrastraba por las calles como haciendo una imitación del vía crucis, mientras proclamaba: “Soportamos el peso del trabajo de los vivos, pero, bajo nuestra piel viva, nos substancia el trabajo de los muertos. La piel viva, a su vez, nutre a la piel muerta que se oculta debajo de ella, como si, en ese arrastrarse por la tierra, en ese contacto mutuo de la piel -la piel viva y la piel muerta-, tuviera lugar un misterioso intercambio amoroso. Aquellos que me escuchan, ni lo saben ni lo entenderán, pero sí, estoy enamorado de una novia muerta. Un ramo de flores atado, que se va desliando, sobrenada en el agua turbia, fangosa, de la charca de un sendero, cubriéndola de instantes de amor sin nombre. Una rana ensaya un canto entre los pétalos. De nada te sirve dormir y refugiarte en el sueño, cuando el sueño no es más que la deformación, la variación del desastre. Al final del sendero, en el jardín secreto, brota una flor que perfuma a la novia muerta. Dentro de ti, se ramifica la misma flor y se deshoja. Cada pétalo deshojado, abre y cierra las heridas por la novia muerta. Sin flor, se nutre el tallo espinoso dentro de ti, para que broten más flores para la novia muerta. La sangre no se reseca. Querer en el vacío del desquerer, sin formas de amor, sin formas. Pero con sangre amorosa. En el vacío, y sin embargo querer, y sin embargo quererte... Hágame un ramo con estas flores..., sí, está bien, gracias... También las flores, al estar en tus manos, presienten el peso que llevas dentro. Son flores vivas aún, aunque ya cortadas, pero forman un pequeño ramo en tus manos que te ayuda a sobrellevar el peso de la muerte. Flores vivas, olorosas aún, que participan en la ausencia, marchitándose lentamente y ofreciendo su aroma último a la novia muerta, como en sacrificio amoroso. Son flores para la muerte, que perfuman la destrucción y rescatan su nombre, la rescatan a ella del secuestro del vacío y dicen su nombre, tu nombre, otra vez. Flores marchitas que introducen su aroma en tus huesos... no escribo: huesos agujereados, pelados... déjame algo, un resto de amor, un resto de huesos amparados con pétalos y trozos de mi piel.”


lunes, 15 de abril de 2024

NO SERÍA LA ÚLTIMA VEZ

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En la muerte que se extendió hasta la última habitación blanca, no sería aquella flor la única y definitiva, ni sería aquel beso el último en los labios muertos.

EL RESCATE

 Foto: J.X.


Hablan del caso de un novio herido que tropezó en la escalera del infierno y se precipitó en el vacío. Pero en vez de caer más abajo (o más bajo), salió precipitado hacia arriba, en el vacío. Fue allí en donde, acurrucada en un refugio del vacío, descubrió a la novia muerta. Se reconocieron con la mirada, y la rescató, ambos empapándose en sangre amorosa antes de salir volando de aquel lugar, como aves ensangrentadas.







viernes, 5 de abril de 2024

EN EL ESTANQUE

 Foto: J.X.

Si ya no hay más corazón; si no hay alma; si no hay espíritu, podemos escribir que nos quedará la sangre amorosa, aunque se estanque y no fluya como antes, cuando podíamos escribir que la sangre amorosa fluiría en nosotros por siempre más.

sábado, 30 de marzo de 2024

NO IMPORTA

 Foto: J.X.

Es cursi, ya lo sabía. Escribir sobre la muerte de un amor. Amar, ser amado. Es cursi. No importa.

Él era cursi, ya lo sabía. Era trágico. No importa.

Decía, por ejemplo:

No he sabido quererte.

Pero daría mi vida

para que vivieras.

Muero por ti,

para que te reencarnes

y sigas viviendo en mi muerte viva.


miércoles, 27 de marzo de 2024

COMO SI...

Foto: J.X.

Como si el autor quisiera dejar en el silencio todo aquello sobrevivido que no se puede contar..., abandonado a orillas de un río, entre los árboles, bajo el matorral donde guarda sus secretos el amor muerto. 



sábado, 23 de marzo de 2024

PEQUEÑA FLOR

 Foto: J.X.


Iba perdido de una calle a otra, sin saber cómo ni dónde podría esconder el tesoro de una muerte que llevaba dentro, cerca del alma, pero muy adentro de su corazón, que latía a un ritmo desbarajustado, cuya sangre amorosa era una pequeña flor, una de esas flores que sólo se ven cuando las pisas.


Nota. Poema en prosa escrito con música de Sidney Bechet y una frase de Juan Valera.



jueves, 21 de marzo de 2024

RAMAS DE ZARZA

 Foto: J.X.

“Soy menos que nada”, decía recordando una vieja canción, una ranchera.

“Menos que nada, sin ella, sin ti, soy menos que nada”, decía en la barra del bar, o cantaba otros versos de la misma canción modificándolos según el día, según la tristeza del día, explicaba él.

De pronto, cambiaba de palabras y se despedía a toda prisa. No disponía de más tiempo. Tenía una cita con la muerte, “que no admite excusas ni exculpaciones, y me azota con ramas de zarza”, añadía, y afirmando con la cabeza nos leía una nota, siempre la misma:

Arbusto de la familia de las rosáceas, espinoso, con tallos sarmentosos de cuatro a cinco metros de largo, con aguijones fuertes y con forma de gancho, de color verde oscuro y flores blancas o rosadas en racimos cuyo fruto es la zarzamora.”

Y salía corriendo del bar.