Ilustración de Orthos (formulario de gimnasia)
EL MALENTENDIDO
Sinceramente, me siento apabullada por el interés que ha generado mi persona. No sé cómo ha ocurrido. No quisiera que ello diera pie a confusiones y malos entendidos. Pues para mí no hay nada peor que los malos entendidos. Como el ocurrido con el señor pensionista que me dio pies y alas a participar en esta Pensión. Verán, el pobre hombre últimamente no dejaba de agasajarme, un día sí y otro también, con pequeños y variados obsequios: que si unas flores, que si unos caramelos, excediéndose en propinas cuando yo le servía en el bar, y encontrándomelo luego por las tiendas del barrio.
Es por eso que un día, ni corta ni perezosa, me decidí a hablar con él, y le dije que yo no estaba para "amores y amoríos", y que no perdiese más tiempo ni ilusiones conmigo, que yo sólo quiero seguir a solas en mi piso. Vaya confusión, pues él tampoco pretendía, me dijo, nada amoroso de mí y lo único que deseaba era ser invitado a mi casa, es decir, que por fin me decidiese a invitarle a tomar un café, un licor. Sí, quería conocer mi piso y contemplar cómo se vivía al otro lado del solar, del descampado. Y mirar desde allí la otra casa, la habitación de enfrente donde él se hospeda. Eso era todo. Nada más lejos de sus pretensiones molestarme con besos y abrazos. Ahora, a cada dos por tres, suele subir a casa y sentarse en el sillón que tengo junto al balcón, mientras yo estoy en el bar trabajando. (Le he dejado una copia de la llave, no sé si he hecho bien).
Los lunes, mi día de fiesta, él también se queda en el piso, mientras yo bajo a charlar con el grupo de exbailarines, aquéllos que han alquilado una sala de la Pensión Ulises. Con esos exbailarines se ha creado una buena relación de amistad, tanto es así, que me han pedido que les eche una mano con el nuevo vestuario que están diseñando para una actuación: les coseré unas blusas de lentejuelas y unas faldas de tul y raso, a media pierna, con volantes superpuestos. Y es que el hijo del bar “Buenos Días” les ha pedido una pequeña actuación, un baile, para la inauguración del remodelado “Gimnasio de Poetas”.
Los de la zapatería de al lado ya les han reservado también varios pares de zapatos, forrados de lentejuelas doradas o plateadas, a juego con el vestido. La peluquera del barrio también se ha ofrecido para maquillarlos y peinarlos. Y de una imprenta-papelería, también del barrio, ya nos trajeron el otro día los tarjetones impresos con el día y la hora de la inauguración, así como el aperitivo que se servirá a base de calamares a la romana, aceitunas, patatas fritas y alguna copa de cava.
Estos días todo el barrio anda revuelto y ocupado con esta inauguración. Pero esta vez no es por mi persona.
Muñequita linda
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