CUADROS, LIBROS Y PARTITURAS EN LA PESCADERÍA

Ahora que ya no quedan locales disponibles para alquilar y que han ido cerrando la mayoría de las tiendas emblemáticas del Barrio Gótico de Barcelona (librerías como Documenta y Canuda, mercerías, jugueterías, etc.), justamente ahora el Ayuntamiento dispone que, en las Ramblas, en la Plaza Real y en la del  Mercado de la Boquería, promocionará la apertura de librerías, galerías de arte y tiendas de música, con licencia para compartir espacio y abrir una cafetería dentro. De este modo se podría combinar, por ejemplo en las tiendas antiguas Beethoven y Musical Emporium, la venta de partituras de Bach o Wagner con algún que otro carajillo. 

Por otra parte, en la Plaza Real no hay ni un solo local vacío, todos están ocupados por bares y restaurantes (sólo queda una herboristería, que ofrece también servicio de infusiones). 

En las Ramblas, tampoco vemos locales vacíos, excepto aquella perfumería antigua que ahora ha hecho liquidación de existencias (hasta el 16 de julio podíamos comprar jabones "La Maja", perfumes y otras maravillas con un 50 % de descuento) y ha cerrado sus puertas, después de ser arrojada años atrás de una lado a otro de la Rambla por  la reconstrucción del Liceo incendiado. También decía Jacint Verdaguer que él había sido expulsado de un lado de la Rambla (el confesionario del palacio del Marqués de Comillas) al otro lado (la iglesia humilde de Betlem).

En cuento a la plaza del Mercado de la Boquería ¿dónde piensan instalar las librerías, las galerías de arte y tiendas de música? ¿En los puestos de pescado, carne y casquería,  poniendo libros, cuadros o partituras entre las sardinas, los filetes y las entrañas de ternera? ¿O mejor unos libros entre las frutas y verduras, un best-seller de Dan Brown, El código Da Vinci o Inferno, por ejemplo, entre las patatas, las acelgas y los melones, o bien un Premio Planeta entre las aceitunas a granel, el bacalao, el atún y las anchoas?

El teatro del absurdo hecho escena real en este barrio invadido por el turismo, que a unos les da para seguir trabajando (ya lo sabemos, no es necesario que nos lo recuerden a diario los ciudadanos que no viven aquí), y a otros, los vivales de siempre que no vemos,  para seguir incrementando su poderío y riqueza con el Gran Bazar de Barcelona que regentan y administran: también el puerto, el "Port Vell", se está convirtiendo ahora en un inmenso puerto particular de yates de lujo, rodeado de vallas y rejas para que no podamos acceder ni ver nada. 
Ya ni podemos mirar siquiera.