Hay jóvenes que han iniciado una rebelión, una protesta, acampando en algunas ciudades españolas (Madrid, Barcelona, Granada).
Piden una democracia real por arriba y por abajo, listas abiertas, justicia social, piden que las clases más débiles no tengan que pagar siempre las crisis y los agujeros de los más fuertes.
Protestan y dicen que no se sienten representados por esos partidos políticos y sindicatos que se preocupan demasiado de representarse a sí mismos, a sus propios intereses partidistas.
Protestan y dicen que no quieren ser candidatos a los 4.999.999 de parados ni dejarse instrumentalizar por los mismos de siempre, que no conocen el paro y ya amenazan con desalojarlos de plazas y calles.
Pero, ¿no decíamos antes que los jóvenes estaban dormidos?
Esos jóvenes dicen y protestan que los poderosos viven poderosamente bien y dan consejos de austeridad y ordenan recortes a los más débiles, a los que ya viven cada vez peor y tienen la vida recortada por todas partes.
Dicen y protestan que los otros, los poderosos, los candidatos de aquí y de allá, los consejos de administración del gran poder político y económico, sólo trabajan para destruir al adversario, exterminarlo y seguir con el control del casino y el juego trucado.
Y también dicen y protestan en voz alta que los tiempos ya no están para esos juegos y farsas.
El problema, como siempre, serán los infiltrados, esos grupos políticos que siempre están dispuestos a corromper los ideales en beneficio propio.
El suplente del cronista
5 comentarios:
Los jóvenes estamos despertando. Esperemos que no nos instrumentalicen para intereses partidistas.
Hay que refundar la democracia, la justicia, el poder económico... Son todos unos vejestorios del poder partidista que no tienen ni idea de lo que es la realidad social.
Los poderosos sólo se mueven cuando les tocan el bolsillo, y son ellos los que financian a los partidos... Increíble.
Sin embargo, votaré, pero votaré tapándome la nariz y para jorobar al otro.
Hagamos todos nuestra Plaza de catalunya, en cualquier lugar donde nos encontremos, obrando en consecuencia en las urnas, en nuestro día a día
Carmen de Guevara
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