LA CARTA MAGNA, LOS APLAUSOS, EL MÓVIL Y ROBINSON CRUSOE

Entra en el bar la nieta del anarquista y nos lee un panfleto que ha encontrado pegado en una pared:

"Los aplausos de los suyos en el Congreso de los Diputados, aplausos y más aplausos de los miembros de su partido, aplausos constantes, aplausos más allá del horizonte, como argumento político del presidente español, aplausos contra el referéndum en Catalunya. Como siempre, a la altura del partido, ignorando que el pedestal son los zapatos, como decía el poeta Joan Brossa, los zapatos de los ciudadanos que hacen la calle y sostienen a los políticos."

No seamos panfletarios y analicemos con rigor las propuestas sensatas ofrecidas ayer en sede parlamentaria por el presidente y el jefe de la oposición, advierte el politólogo del barrio.

Será la propuesta de silencio del presidente, ¿no?, pregunta la sobrina de la peluquera. 

"Pájaro que no pía, algo tiene en la garganta", dice el refrán, interviene la dueña del bar.
Querrá decir: "Pájaro que no canta...", corrige el politólogo.
Este pájaro pía más que canta, responde la dueña del bar.

Aplausos, señores, aplausos al buen decir de Rajoy, aplausos que muchos en Cataluña no quieren escuchar, defiende la cuñada del dentista.

No sé por qué, pero tantos aplausos unánimes y constantes me llevan a otra época, de infausta memoria, recuerda el lampista del barrio.

Y el otro, el "cap de l'oposició", sale ahora con el federalismo, parece "Quim, el federal", después de treinta años de mutismo, como dijo aquel chico de izquierdas, comenta la hermana del informático.

Señores, seamos rigurosos en el análisis, que los aplausos no nos dejan ver ni los árboles ni el bosque de lo dicho ayer en sede parlamentaria, reclama el politólogo.

Buena metáfora la del bosque, aunque mejorable, opina el poeta romántico del barrio.

Y subido al árbol Robinson Crusoe, solitario, como el futuro que le espera a Cataluña, dice la cuñada del dentista.

Mejor vivir como Robinsones que ser Viernes santo a su servicio, como dijo el novelista catalán en sede parlamentaria!, exclama el humorista del barrio.

Recuerden que Daniel Defoe también escribió el Diario del año de la peste, apunta el poeta romántico.

No me venga ahora con indirectas, que aquí no apesta nada, advierte el politólogo.

¡Menos mal, creía que era yo!, bromea el humorista.
Si te aburres en el Congreso, ¡ahí tienes el móvil para distraerte y hablar de las vacaciones de Semana Santa!, como hacen algunos, indica la nieta del anarquista.
Aplaudamos, que la sangre no llega al río, dice la cuñada del dentista.
¡Que aplauda su cuñado!, interpela la sobrina de la peluquera.

Menos aplausos y más café, que aquí nadie consume, se queja la dueña del bar.

Y un recuerdo para Josep Mª. Subirachs y Salvador Espriu, más allá de las diferencias.