lunes, 5 de octubre de 2020

UNA BOLSA PERDIDA

 Foto: J.X.


Hoy, domingo, en el kiosco de flores del cementerio marino, él no ha comprado ni claveles rojos ni violetas. 

Hoy tenían la “rosa blanca vestida” (el vestido se compone de unas ramitas floreadas y un pedazo de red de jardín como envoltorio de la rosa, con un pequeño lazo amarillo, formando así el ramo de una “rosa blanca vestida”). 

Al dejar la flor en el vaso de la puerta de cristal del nicho, he notado a faltar un peso ligero en el hombro derecho: había perdido, por el camino, seguramente en el autobús, la bolsa de ropa que siempre llevaba colgada del hombro. No contenía ningún juego de llaves, ni cartera ni documentos ni dinero, excepto un botellín con un resto de gel higienizante para lavarse las manos como prevención contra el virus. Y otro botellín, trascendental, de cava y una copa de plástico para brindar con la novia muerta. Esta vez llevaba sólo una copa y era de plástico, de peso ligero. De haber llevado, como en días anteriores, las dos copas de cristal, más el botellín de cava, hubiera habido un mayor peso en la bolsa y habría notado al instante su pérdida.

Así, pues, aquel domingo no hubo brindis. Después de saludar amorosamente a la novia muerta y colocar la rosa blanca, ha salido precipitado de la Isla II del Camposanto, en busca de algún rastro de la bolsa. Incluso, por si acaso, a regresado a casa con el mismo número del Autobús, el 59 (aunque no era el mismo vehículo). Se lo ha comentado al conductor para saber si se sería posible hallar la bolsa en la oficina de Objetos Perdidos. El conductor le ha respondido que era mejor que llamara al 010 para informarse.

Al llegar a casa, no ha llamado. No valía la pena.

Brindarán otro día, con bolsa nueva, botellín de cava y dos copas de cristal, todo nuevo, para añadir fiesta y peso a la bolsa.

Más tarde, ya vendrá la tristeza al ojo derecho.

1 comentario:

insurrecta dijo...

Seguramente perdió la bolsa por que pesaba poco. Las bolsa llenas de contenidos más pesados se encuentran a faltar en cuanto se dejan de llevar encima; ellas suelen contener todo aquello que nos es necesario para sobrevivir, no como la del hombre del cementerio, que decidió dejar de buscarla, porque era una bolsa con cosas más livianas y no del todo necesarias en ese momento.