martes, 25 de agosto de 2020

CUANDO FORZARON LA PUERTA Y ENTRARON


Foto: J.X.

Desde que forzaron la puerta y entraron, la casa ya no era la misma. Se había transformado en una casa extraña, ajena.
Todos los objetos parecían distintos, de otro lugar. También las plantas tenían ahora unas hojas más retorcidas, y las flores un color apagado. Como si todo en aquella casa careciera de nombre, como si no tuviera identidad. Una falta de nombre y de intimidad.
Violentada, humillada, la casa había perdido la vida, su frescor.
Le habían robado la vida, desde que un día entraron y forzaron la puerta de la casa, con nocturnidad y violencia, los expoliadores, los secuaces de la mala vida y la mala muerte.


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