miércoles, 26 de agosto de 2020

JUGARSE LA VIDA


Foto: J.X.


Cuentan que fue la gran pérdida de su vida.
Mientras apostaba a favor de un número, siempre el mismo número, iba siendo víctima del azar, de la ruina.
Creía que ganaría lo que soñaba, lo que ansiaba, aunque no sabía exactamente qué era lo que ansiaba.
Era como una pesadilla de la fortuna, que le hacía sacrificarlo todo apostando una y otra vez al mismo número. Una obsesión, una locura, comentaban algunos.
Mientras tanto, lo iba perdiendo todo y se precipitaba cada vez más abajo, golpeándose contra las rocas del abismo, contra la ruina más absoluta.
Cuando se dio cuenta, era demasiado tarde.
Ya no quedaba nadie a su alrededor.
Había apostado y había perdido.
Todas las ganancias se las llevaron los secuaces de la mala vida y la mala muerte.
Se había jugado la vida.

1 comentario:

coleccionista de palabras dijo...

Jugarse la vida a un número no suele traer buenas consecuencias. Si se insiste, si no se cambia de número, si uno se obsesiona con este juego, te arrastra a una muerte segura.