lunes, 20 de julio de 2020

MALOS TIEMPOS PARA VIVIR Y MORIR


Foto: J.X.

Nuevo confinamiento en la ciudad, esta vez sólo recomendado, de momento.
Tampoco hoy, pues, él podrá cambiar la rosa blanca en la estancia de la novia muerta.
Cuando los dos no están en el bosque de los espíritus, todo les aleja, todo les separa cada vez más. Sin la mediación de la flor, no pueden encontrarse en ningún sitio, en ningún otro lugar, fuera del bosque.
El confinamiento de la ciudad es, para ambos, un doble confinamiento.
Por eso huyen otra vez al bosque de los espíritus, donde al menos es posible soñar sin los vigilantes de la vida y la muerte. Ejércitos de vigilantes que, si abres los ojos a destiempo, cuando no es debido, te amenazan para que vuelvas a cerrarlos.
Te prefieren dormido o muerto, y que no despiertes, a no ser que ellos, los vigilantes, te ordenen despertar (por alguna razón oscura, siempre).
Malos tiempos para vivir y morir, malos tiempos para amar y dolerse.
(El cuerpo y el espíritu de ella rebosaban bosque y mar.
Él, por el contrario, tenía el cuerpo y el espíritu invadidos de angustia y abandono.)
Ambos huyen al bosque, desde cuyas alturas se ve todo el horizonte y el mar, sin fondo...

2 comentarios:

la coleccionista de palabras dijo...

Ante tal situación de vigilancia permanente, de confinamiento , de recomendaciones que impiden un encuentro amoroso que se hace imposible sin la rosa blanca, huir al bosque desde cuyas alturas se ve todo el horizonte y el mar, sin fondo, es una solución hermosa
para poder seguir juntos con toda libertad.

J. Garvi dijo...

Este relato es de los mejores: TENDREMOS QUE PEDIR PERMISO PARA VIVIR O MORIR.
Resume muy bien a donde hemos LLEGADO SIGILOSAMENTE, nos han llevado sin darnos cuenta, y no han sido los espíritus del bosque, precisamente