Los
amarillos del pintor Emil Nolde, amarillos nada sospechosos de injerencia en la
campaña electoral a favor o en contra del lazo amarillo, comenta el
politólogo en el bar del barrio.
Para
turistas y clientes del bar poco informados, escriban en el buscador
de Google la clave "España-Catalunya-Lazo Amarillo-Junta
Electoral", y saldrán de dudas, que en estos días todo es
confusión, enigma, suspense, adivinanzas en cápsulas y acertijos
por un un tubo, explica el humorista.
Leer
entre líneas, se decía en el pasado, evoca el poeta romántico del
barrio.
Menos
palabras y más jarabe de palo, que la letra con sangre entra, como
advertían las monjas en mi infancia, apunta la vidente..
Jarabe
de palo es lo que le recetó mi madre a su penúltimo novio coreano,
bromea la hija de la bibliotecaria.
¡Qué
niñas tan procaces, de haber hecho caso a las monjas, otra gallo
cantaría!, exclama la cuñada del dentista.
¿Gallo
o gallina de “pota blava”, del Llobregat?, añade la sobrina de
la peluquera.
Ni
pota blava ni pata azul, que del gallo o la gallina pasaremos a los
huevos rotos con mala intención, advierte la vecina taxista.
Cuidado,
cuidadito, no comencemos a romper huevos ¡que se pondrá más
amarillo su taxi!, advierte la hermana del informático.
Haya
paz, señoras y señores, que hoy es sábado y mañana domingo, dice
la dueña del bar.
Respeto,
reconocimento mutuo, un café y una copa de coñac o “Aromes del Montserrat”, esto es lo que hece falta, recomendaba mi abuelo a los
violentos, añade la nieta del anarquista.
¿Y
no lo lapidaron?, pregunta un turista mexicano.
Silencio
en el bar.
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