La sobrina de la peluquera lee en el móvil: "El Colegio de Periodistas de Cataluña ha
presentado hoy el manifiesto "Basta de presiones y basta de
agresiones a los profesionales de la información", para
expresar su "condena rotunda" a las "coacciones y
agresiones verbales y físicas" que se han producido
últimamente.” (elperiodico.com)
Miren, observen hoy la viñeta de Ferreres, brutal, recomienda la nieta del anarquista.
Miren, observen hoy la viñeta de Ferreres, brutal, recomienda la nieta del anarquista.
Un estilo de dibujo de línea clara, de una laboriosa simplicidad, técnica propia de los tebeos de los años 50, pero ahora con una modernidad crítica
descomunal de la realidad, comenta la hermana del informático, coleccionista de cómics.
Aquellos dibujantes, aquellos magistrales puteados que trabajaban y vivían a trancas y barrancas, a veces cuando podían colaban también alguna indirecta, alguna desviación crítica en sus viñetas, evoca el poeta romántico del barrio.
¡Qué tiempos aquellos!, exclama la cuñada del dentista, nostálgica.
Exacto, sin tanto lazo amarillo ni tanta manifestación ni tanto taxi furtivo, añade la vecina taxista.
¿Nostalgia de aquella época, cuando no había libertad de expresión ni otras libertades, y el "¡A por ellos!" era un declaración de principios?, advierte la vidente con pregunta retórica.
Calle, calle, que a usted hoy parece que le falla la videncia: ¡nunca habíamos estado tan tranquilos, 25, 30, 40 años de paz, y no había paro ni desenfreno!, exclama la cuñada del dentista.
Ni divorcios ni matrimonios raros, añade la vecina taxista.
¡Si mi madre la oyera, que va a novio por mes!, ríe la hija de la bibliotecaria.
El humorista dice que lleva en el bolsillo un lazo amarillo, pero con el nudo deshecho, y el imperdible en el otro bolsillo.
Por si acaso, ¿no?, pregunta la dueña del bar.
¡Otra vez con el lazo, es que no paran!, replica el politólogo del barrio.
Aquellos dibujantes, aquellos magistrales puteados que trabajaban y vivían a trancas y barrancas, a veces cuando podían colaban también alguna indirecta, alguna desviación crítica en sus viñetas, evoca el poeta romántico del barrio.
¡Qué tiempos aquellos!, exclama la cuñada del dentista, nostálgica.
Exacto, sin tanto lazo amarillo ni tanta manifestación ni tanto taxi furtivo, añade la vecina taxista.
¿Nostalgia de aquella época, cuando no había libertad de expresión ni otras libertades, y el "¡A por ellos!" era un declaración de principios?, advierte la vidente con pregunta retórica.
Calle, calle, que a usted hoy parece que le falla la videncia: ¡nunca habíamos estado tan tranquilos, 25, 30, 40 años de paz, y no había paro ni desenfreno!, exclama la cuñada del dentista.
Ni divorcios ni matrimonios raros, añade la vecina taxista.
¡Si mi madre la oyera, que va a novio por mes!, ríe la hija de la bibliotecaria.
El humorista dice que lleva en el bolsillo un lazo amarillo, pero con el nudo deshecho, y el imperdible en el otro bolsillo.
Por si acaso, ¿no?, pregunta la dueña del bar.
¡Otra vez con el lazo, es que no paran!, replica el politólogo del barrio.
1 comentario:
Que tiempos aquellos....que besar a la novia en la calle era toda una proeza.......
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