COMPRAVENTA DE PALABRAS, OPINIONES, Y CERVEZA ÁCRATA

¿Han escuchado las palabras del exministro de Asuntos Exteriores, Margallo?, pregunta el politólogo del barrio:

"Nadie sabe el esfuerzo que ha costado eso y los favores que debemos a una cantidad de gente para lograr que hicieran declaraciones", explicó en una entrevista en 13TV, al tiempo que argumentó que "lo normal" es que en estos casos los Estados se nieguen a hacer comentarios sobre "cuestiones internas".

elperiodico.com)

¿Estimulando el diálogo y comprando declaraciones europeas, canadienses y vaticanas, contrarias al referéndum?, pregunta la peluquera del barrio.

¡Eso, eso, vaya alcantarillado!, exclama su sobrina.

¡Bien hecho, ni cloacas ni nada, que lo de Catalunya es un golpe de Estado, con todas las de la ley!, exclama la cuñada del dentista.

Querrá decir una revolución catalanista, que no es lo mismo que un golpe de Estado de gerifaltes y generalas, ¡con todas las de la ley!, replica la nieta del anarquista.

¡Me la suda este revolución, proceso, charanga o como se llame esta desfachatez, como decimos la gente de orden!, exclama la vecina que fiscaliza.

¿A tanto hemos llegado que, en lugar de hablar entre nosotros, buscamos aliados extranjeros para acabar con un referéndum?, pregunta la dueña del bar.

Mientras tanto, doscientos juristas declaran inconstitucional el proceso catalán, advierte la fiscal del barrio (que no es fiscal, sino vecina que fiscaliza en el bar).

Pues 500 juristas avalan en un manifiesto la constitucionalidad, la legalidad del referéndum, afirma la vidente del barrio.

Así que..., apunta el humorista. 

Ah, bueno..., dice la hermana del informático.

En-ton-ces..., balbucea el poeta romántico.

Sí o No, pero decidan de una vez, como les dice mi madre a sus novios “cagadubtes”, bromea como siempre la hija de la bibliotecaria.

En puridad, y según la ley..., indica la cuñada del dentista, pero queda en suspenso y pide un cerveza. Pues eso, según la ley..., continúa.

La ley del embudo, interrumpe la insumisa del barrio. 

¡Marchando, una ley fresca, digo, una “Estrella”!, dice la dueña del bar.