Foto: J.X.
Aquel día había bebido unas cervezas de más,
se subió a una silla del bar
y proclamó que no hay amor
sin dolor.
El amor sólo puede existir,
proclamaba,
“cuando te despedaza por dentro
y te va consumiendo.
Cuando, lentamente,
órgano a órgano,
pieza a pieza,
el amor
se alimenta de ti
y ocupa el lugar
de las entrañas vacías.
Sin corazón, sin alma,
el amor
llenará el vacío,
largo tiempo.
Moldeándose día a día,
irá formándose
otro corazón, otra alma,
dentro de ti,
en el cuerpo vacío,
y de este modo crecerán
las entrañas del amor”,
proclamó,
subido a una silla del bar,
este amigo solitario.
