Foto: J.X.
Él seguía ahí,
mezclando ungüentos,
en un rincón de luz.
Movía las manos
para articular otro poema,
en cuyo espacio rosado
pudiera resucitar la novia muerta.
Entre los árboles, los pájaros
y el temblor de la memoria,
la pócima de la palabra deslumbrada,
único remedio.