Foto: J.X.
De un gancho de carnicería cuelga la tristeza por dentro.
Es una tristeza recubierta de espinas que, a semejanza de un péndulo con aristas, a cada roce va perforando más la herida, gastando el corazón.
Es el despiece del cuerpo y el alma.
Como si hubiera un matadero escondido dentro de él, en que se despedazan todas las flores encharcadas en sangre.
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