miércoles, 26 de septiembre de 2018

¿HABRÁ CAMBIOS AFRANCESADOS EN LOS LIBROS DE TEXTO DE LA HISTORIA DE ESPAÑA?



Dicen las malas lenguas que una Asociación de Historiadores Futuros..., explica la vidente del barrio, que es interrumpida por la dueña del bar, que pregunta: ¿Cómo se puede crear una asociación con historiadores que aún no existen, con historiadores futuros?
Señora, no interrumpa, que la Historia es muy seria, advierte el politólogo del barrio.
Como iba diciendo, prosigue la vidente, esta asociación de futuros historiadores va a proponer, a nivel educativo, que sea eliminado el capítulo de la Historia de España relativo a la guerra de la Independencia española contra la invasión de las tropas napoleónicas, las cuales entronizaron en Madrid a José I Bonaparte, también conocido como Pepe Botella, hermano mayor de Napoleón Bonaparte, como todos sabemos y podemos leer en Wikipedia. Tal proyecto de revisión histórica, dicen las malas lenguas, vendría dado y estimulado por algunas fuerzas vivas y parte de la pijotería barcelonesas, seducidas y encantadas por la llegada de un político francés-catalano, alcaldable por Barcelona, que quiere convertir la Plaza Catalunya en la Plaza Vendôme de Barcelona. Que sería, por supuesto, la plaza parisina por antonomasia de estas tierras, aún españolas, y devolvería la “ñ” identitaria a Cataluña, pero vestida a lo Christian Dior y con perfumes Yves Rocher.
No me creo nada de lo que cuenta, replica la cuñada del dentista.
Señora, que no lo digo yo, sino las malas lenguas del lugar, como ya he advertido, contesta la vidente.
Ahora, además de ser españoles y catalanes, ¡seremos franceses con "chic", qué bárbaro!, como exclamaría el novio pijo de mi madre, bromea la hija de la bibliotecaria.
Mientras no nos quiten el cava, la crema catalana y los "panellets", indica la nieta del anarquista, sorprendentemente golosa hoy.
No temas, hija, que siempre nos quedará..., dice la dueña del bar, que es interrumpida por el humorista, que grita:¡Siempre nos quedará París!
No, querido, no, que te equivocas: ¡Siempre nos quedarán los calamares a la romana!, replica la dueña del bar.
Menos mal que los Maragall, descendientes del gran poeta Joan Maragall, han salido en vanguardia republicana a resistir al expolítico francés -que dicen sufre males de amor con Francia-, y con la Colau en la retaguardia, comenta el poeta romántico del barrio.
¡Menudo potaje, olla o caldo a la catalana!, exclama la dueña del bar.
¡Pero que sea “escudella catalana”, con caldo de gallina y pollo del Prat, “amb galets, pilota, carn d'olla i botifarra negra”!, exclama el humorista, anticipándose a la Navidad.
¡Con apio, zanahorias, puerros, nabos y un poco de col!, añade la sobrina de la peluquera.




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