jueves, 15 de septiembre de 2016

PITOS, FLAUTAS Y PIZZA

Cuenta la dueña del bar: Mi marido y yo nos disponíamos a abrir una pizza delante de la TV (la pizza que siempre nos trae la ciclista de “Pizzas ecológicas” el día que juega el Barça), cuando empezó en el campo el jaleo de pitos, flautas y banderas independentistas al viento.
Se protestaba contra el himno de la UEFA, que impuso, como dicta la ley, una multa al Barça por dejar ondear banderas ilegales, explica la fiscal del barrio.
¿Los culés también caerán en desacato?, pregunta la hermana del informático.
¡Qué se han creído, los culés y todo dios (con perdón), que se saque una banderola ilegal de la manga o el calzoncillo!, exclama la cuñada del dentista.
¡Pues anda que el otro día no hubo banderas en la calle (800.000, sin contar las de los abuelos, los que trabajan, los enfermos y otros que no pudieron asistir)! ¡No habrá juzgados para alojar a tanto desacato!, dice la sobrina dela peluquera.
Venga, venga, no seas tremendista, que se te va a caer el pelo de la peluquería, advierte la fiscal del barrio.
Ni pelo ni pelas de las antiguas pesetas, sino 7-0, contesta el humorista.
Una goleada de goles y banderas al viento, bajo el cielo que amenaza lluvia, podríamos decir, apunta el poeta romántico.
Los tiempos están cambiando / y la respuesta ya no está en el viento, / sino aquí mismo, / si abres los ojos y quieres verlo”, como cantaba mi abuelo, indica la nieta del anarquista.
Tengo varios cancioneros de Bob Dylan en la tienda, descatalogados y a precios de oferta, anuncia la librera del barrio.
¡Y Bárcenas que no canta y retira la denuncia de los discos rayados del PP!, advierte la madre de la chica okupa.
¡Y Rita Barberá sin cantar, en la portería, sin entrenador ni defensas, la pobre!, comenta la vidente del barrio.
Como mi madre, sola y sin novio-pulga o parásito a la vista, bromea la hija de la bibliotecaria.
Calla, niña, calla, que me da la risa y se me cae la cerveza, ¡con tanto club nacional de tales prendas, bolsos, trajes y otras prebendas!, exclama la dueña del bar, rimando.


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