Un
cliente del bar del barrio, informático, dice que se emocionó al
asistir a la manifestación del 12 de Octubre, en Barcelona, por la
unidad de España.
La
sobrina de la peluquera responde que ella se emocionó al ir a otra
manifestación contraria, a favor de la independencia de Catalunya.
La
nieta del anarquista del barrio dice que no cree en las banderas.
La
dueña del bar opina que el diálogo es imposible cuando uno tiene
ideas fijas y no quiere dialogar.
Ahora
entra el pragmático en el bar y advierte que, mientras los políticos
e intelectuales españoles sigan comparando a los catalanistas y al
catalanismo con los movimientos totalitarios, el problema no se
resolverá nunca.
El
informático se enfada y dice que se siente humillado por los vecinos
catalanistas de su escalera. Incluso perseguido, advierte.
La
sobrina de la peluquera responde que esto es una paranoia que se
alimenta desde ciertos sectores. Pero comenta que tanto ella como sus amigos están dispuestos a
defender a cualquiera que se sienta maltratado o sea perseguido por considerarse
español, siempre que no utilice las armas y la estética de la
violencia (de raigambre franquista y perseguidora y torturadora de catalanistas, recuerda).
Voces
de protesta y voces de aprobación.
La
dueña del bar pide tranquilidad y buenos alimentos, e invita a una
cerveza.
Pero
que no sea alemana ni italiana ni española, una suave, una mexicana,
sí, una "Corona" o "Coronitas", y que viva Zapata no más!, exclama el humorista
del barrio, con acento mexicano.
17 comentarios:
Está bien que existan muchos tipos de cervezas, cada uno elige a su gusto, puede ser que algunas son imbebibles, se digieran mal y otras se le pueden subir a uno a la cabeza, hay cervezas que envejecen mal y otras que son muy amargas, llegan a amargar la sangre.
Salud
Francesc Cornadó
usu
Lástima de no estar en el bar, yo también habría tomado una coronita
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Isofra Sapin Cantona: ¿ Y las aceitunas ?
Hace 7 horas · Me gusta
A.T.: Es verdad. Faltan las aceitunas ("les olives", en catalán), y los calamares a la romana de la Plaza Real, y los callos a la madrileña. Quizá con un buen vermut para todos sobre la mesa, podríamos llegar a una cierta tolerancia y concordia. La esperanza es lo último que se pierde, dicen, y con una cerveza en la mano todo es posible.
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Me siento satisfecho y orgulloso por haber ido el 12-O a una manifestación en pro de una Catalunya autonómica y española.
Por fin nos hemos manifestado, sin miedo a ser llamados españolistas.
Bien dicho. Ignacio Vidal-Folch en un estupendo artículo en el diario "El País" le comenta a Jordi Llovet que "cualquier mandado del Govern llama "cretino" a Vargas Llosa impunemente", por haber hablado contra nacionalismos como el catalán.
Y añade, con valentía periodística, que "si a ti se te ocurre disentir del Movimiento Nacional te sueltan la jauría a ladrarte por el hiperespacio, y pronto por la calle, ya verás."
Vaya paranoia que tienen algunos escritores de Barcelona, ¿no serán los "pijos" de siempre o descendientes de los "pijos universitarios" de los años 50 y 60, que sólo quieren una "cultureta catalana" para enseñar a los amigos extranjeros cuando visitan Barcelona, ciudad, que, por supuesto, no es hortera como Catalunya, ironizan algunos?
Estoy bastante de acuerdo con un artículo de Jordi Llovet, "Estètica i poder", publicado en El País. Un fragmento: "és que, en tota democràcia veritable —com ho són totes les de la Unió Europea, perquè això és un requisit per formar-ne part—, tots els parafernals i l’oriflama estètiques que hom es pugui imaginar —manifestacions, grogors disperses, cadenes humanes, samarretes tribarrades o quadribarrades, tant se val— acaba topant amb un discurs racional més poderós que els pressupòsits del moviment estètic mateix, que el redueix i el minimitza fins a l’estatus de l’anècdota sentimental, i, doncs, una cosa tan inofensiva com inoperant. Per això tota aspiració democràtica —i Catalunya en té una amb la marxa directa ben falcada—, acaba en mans d’una opinió molt més contrastada, mesurada, enraonada i dialèctica que tota manifestació estetitzant, sensorial, sentimental i emocional. Llavors, si és el cas, quan les aspiracions endegades sobre la base de mecanismes sensacionals deriven per fi en una dialogia racional i una informació completa de la qüestió que es troba en joc, la ciutadania queda perplexa i se sent òrfena i desvalguda, per no dir estafada. Perquè els totalitarismes no tenen límit; la democràcia, sí".
Lo que no dice el "pragmático" es que el artículo de Llovet va ilustrado con una fotografía de un desfile nazi, y cita el Egipto de los faraones, la Roma imperial, Napoleón y todas las demás dictaduras, Hitler, Mussolini, Ceaucescu, Corea del Norte, y, curioso, no cita a Franco, causa sangrante del catalanismo actual. Y otra vez con los nazis, qué obsesión, cuando se habla de catalanismo! ¿A imitación de las tertulias españolas y sus acusaciones de criminalidad contra los catalanistas?
Ya que hablan del diario "El País", un artículo esperanzador publicado el 12 de otubre, "Cataluña: cooperación o confrontación", de Jordi Galí, que es director del Centre de Recerca en Ecomia Internacional y catedrático de la Universitat Pompeu Fabra. En dicho artículo no se ve la perspectiva económica como negativa en una hipótetica independencia de Catalunya, dada la necesidad mutua de colaboración político-económica que requieren todos los países de la zona euro.
No creo en las utopías. ¿Dicen que gracias al "divorcio" habrá después una mejor relación postmatrimonial?
Necesito tocar para creer, como santo Tomás.
No nos hagan sentir como si fuéramos "los otros catalanes", como escribía Francisco Candel. Catalunya también es nuestra.
Sí, son catalanes, pero aún escriben en castellano.
Gracias, "memoria histórica", por rebajarse a escribir en castellano.
Creíamos que la lengua castellana hablada en Catalunya sería cooficial o casi, y no tendríamos que disculparnos por haber sido educados sólo en castellano durante el franquismo. O "mal educados", como dirían los puritanos.
De Jordi Llovet transcribo un fragmento de un artículo magnífico publicado en el Quadern, del diario El País: "Respectarem en aquest article el valor sentimental de les despulles presentades al Born, encara que tot plegat parteixi d’una falsia: una lliçó d’història, malgrat el folklore, sempre resulta avinent. Però tenim el convenciment que no hi ha millor lliçó d’història que la que es llegeix i s’estudia als libres i a les escoles no contaminades. Amb altres paraules: tenim la idea que una Biblioteca Provincial —de la qual ara ja ni se’n parla— hauria ofert als lectors una sèrie d’informacions molt més fidedignes i més assaonades —menys espectaculars, és clar— que la runa semiarqueològica que s’ha volgut conservar. No hi ha millor i més sòlid dipòsit de la memòria que la historiografia i la literatura: són terrenys que no cauen mai en la faràndula.
Singlot poètic:
Cagadubtes,
cagatinters
i cagatintes
escriuen des de Barcelona
que no hi ha cagallons al carrer
ni al camp quan España llaura sencer.
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