domingo, 26 de abril de 2009

EXPERIENCIA EN LA ESCALERA, O ¿ES EL POETA UN CORRUPTOR?

Ilustración: Rafael Sañudo





















NUEVA CAMPAÑA CONTRA LOS POETAS EN LA COMUNIDAD

“¿Es el poeta un corruptor?”, me ha preguntado de pronto un vecino en la escalera. Perplejo, no he sabido qué responderle, y ante mi segundo asombro, mi vecino ha continuado con sus preguntas:

¿Acaso no es el poeta un corruptor? ¿No es corrupción de la realidad falsearla por medio de las palabras apelando al sentimiento, al corazón?
Con sus palabras, con sus versos, al cambiar tanto de disfraz –o de metáfora-,
¿el poeta no estará creando una mera ficción, con tanto amor al prójimo y buenos sentimientos, que nada tiene que ver con la realidad, una realidad que, al finalizar la lectura del poema, ya nos está esperando para darnos un nuevo latigazo en pleno rostro?

¿No es engañar y corromper al inocente –al joven lector-, hablarle de nobles sentimientos y esperanzas telúricas, cuando aquí mismo, en el suelo real de la tierra, no hay sino desengaño, traición, insolidaridad, egocentrismo, acciones y palabras innobles?
El poeta mismo, que canta lo noble, lo elevado, ¿es digno de ser imitado? Entendámonos, ¿cómo puedes creerte el canto de un tipo, sea poeta o no, que hace todo lo contrario de lo que canta? Bien, pongamos que no importa la vida del autor, y esto parece más claro si pensamos en una novela o en un cuento, pero ¿y en la poesía? Si el poema es algo más que la novela, que un cuento, ¿no es debido a la entrega más íntima, más auténtica, más personal del poeta a su obra, el poema? El novelista, el narrador, ya sabemos que inventa personajes y aventuras, ¿pero el poeta también inventa sentimientos, penas, desamores, también inventa el dolor que dice padecer o el gozo que canta?

Si es así, ¿no es esto simulación, engaño? Si es así, si todo lo cantado también es falso, pura ficción, ¿en qué se diferencia un poema de un cuento? Si el poeta es un fingidor, como decía Pessoa, ¿a que viene proseguir con el cuento del poema? ¿No sería acaso mucho mejor dejarse de cantos y narrar directamente los cuentos? ¿Y dejar el canto natural, individual, más auténtico, para los simples pájaros, que en realidad no pretenden cantar ni seducirnos con la belleza de su canto?

¿Sería también por eso que Platón quería echar a los poetas de su República, por “creerse y hacerse” demasiado los divinos? ¿Temía que los poetas pudieran ejercer la corrupción en las almas transmitiéndoles bellas falsedades, diciéndoles que es posible lo que es imposible? ¿Que inocularan el corazón y la mente de los más jóvenes mediante cantos hermosos pero falsos, adorables e hipnóticos pero fingidores, sobre una realidad que nunca ha existido ni existirá en la humanidad?

Cuando este vecino se ha ido escaleras arriba, ha abierto la puerta de su casa otro vecino, más joven que el anterior, y al saludarnos me he sentido corruptor y corrompido, con el veneno de un poema en el bolsillo.

El poeta de la Comunidad (transcripción, at)

3 comentarios:

albert tugues dijo...

No, no es verdad que los poetas sean unos corruptores. Baudelaire, Rimbaud, Lautréamont y, sobre todo, Jean Genet, sí que son grandes poetas y corruptores de la belleza y la vida corrientes. Los demás poetas podrán ser vanidosos, engreídos, falsos diocesillos, pero no corruptores: para ello les falta tragedia y pasión, les falta ese fracaso vital, ese inconformismo radical ennoblecido con la fuerza de la palabra poética.

El vecino del 1º2ª, traductor de poesía francesa

JX dijo...

¿EXISTE LA "TONTERÍA DE LOS POETAS"?

Definitivamente, no volveré a frecuentar actos o lecturas poéticas. Mi prima de Madrid decía siempre que “todo se pega menos la belleza”, pero yo temo también que se me pegue esa rara estupidez que la mayoría de poetas exhiben.
Yo me pregunto, ¿para ser poeta hay que ser de natural antipático, o bien es una necesidad vital para escribir mejor?
¿Es la antipatía, dirigida a todo aquel que no pertenezca a la secta poética de turno, un distintivo poético cuyo secreto desconocemos? O, el estiramiento de cuello, ¿un recurso poético?
Mantener cerrado a cal y canto los pequeños círculos de poetas al resto de no iniciados, como si de las puertas de una secta se tratara, es un signo de distinción, de categoría poética?
¿Podría ser ésta alguna de las causas de que algunos poetas escriban como escriben?
¿Qué les pasa a los poetas cuando dejan de escribir y van de sujeto social?
Y última pregunta:
¿Podría hablarse quizá de la existencia de una “tontería específica de poetas”?

Janet Xirgu

Nadal dijo...

Tranquilo poeta,
que todos somos corruptos y corruptores.
Que sin corrupción no hay vida.
Saca el poema de tu bolsillo
y muestralo con orgullo.
Y si atiendes al canto de los pajaros
, no quieras ignorar su mensaje corruptor.
"el pensamiento corrompe el lenguaje y el lenguaje puede corromper el pensamiento" George Orwell