miércoles, 25 de mayo de 2022

CARTEL EN LA PARED DE UNA CALLE: "SE BUSCA, VIVO O MUERTO"

 Foto: J.X.

A veces confesaba que tenía cuentas pendientes y era un gran deudor.

Había apostado todo el capital de su inocencia y había hecho grandes estafas de amor.

Le perseguían los acreedores del pasado.

Ella también le había dado todo su crédito, le había entregado todo el amor que tenía reservado, y él lo había malbaratado aquí y allá, en lugares remotos y sombríos.

Ella era la principal acreedora de ese amor que él no supo valorar en su momento. Ahora se ocultaba malherido, víctima de los ajustes de cuentas con que se vengaban los justicieros de todo ese amor perdido.

Aunque ella lo protegía de la persecución y de las amenazas de los justicieros, defendiéndolo una vez más, contra todos, pese al mal causado, él ya no era el mismo y, aunque seguía huyendo bajo el amparo de ella, esperaba que le alcanzara pronto el golpe definitivo, mortal, en el próximo ajuste de cuentas.

Desde entonces, pues, sería objeto de caza y captura, vivo o muerto, por haber corrompido y malbaratado el corazón, por haber prostituido el regalo misterioso del amor que había recibido.

Dos flores de sangre encubren el silencio del resto de esta historia.

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