viernes, 7 de mayo de 2021

CUANDO LA AUSENCIA AGRIETA LAS PAREDES

 Foto: J.X.

No tengas prisa por llegar a casa. La ausencia no saldrá por el balcón, ni se irá por la ventana.

Te custodia la casa desde que vino y se instaló un mal día. Comenzó a señalar las paredes, a marcarlas, con cada uno de los recuerdos que se escondían en la casa. Los buscaba por rincones y armarios. Éstos pueden ser pequeños, grandes, buenos o malos recuerdos. A la ausencia, que te custodia la casa, no le importa el tamaño ni la calidad de esos recuerdos: los marca todos rascando las paredes. Hasta que uno de ellos perfora más que los otros, las agrieta y las hace sangrar.

Será después, quien regrese y viva entre esas paredes rascadas, el que sufrirá lo que la ausencia haya marcado con sangre. A no ser que una plegaria invoque a lo desconocido y un tiempo favorable descienda sobre el balcón y la ventana. Y entonces las flores se ramifiquen y broten en las paredes, aliviando el dolor, limpiando la sangre al florecer en las rascaduras y vacíos que la ausencia a abierto entre un recuerdo y otro.

(Al acabar de escribir este texto, una chica grita en la calle de una forma desgarradora, apoyando la cabeza y una mano en las paredes de las casas. En la otra mano, lleva la correa de un perrito asustado. La he visto gritar desde el balcón de casa. Nadie se ha acercado a ella, por temor. Se ha ido por otra calle, gritando. Luego, el silencio.)

Las palabras se habían convertido en un presagio aterrador del grito.

3 comentarios:

AT dijo...

Comentario de Mery Sananes:

Mi muy querido Albert. A pesar de a ratos no estar, nunca he abandonado esa habitación que con tanto amor me ofreciste hace muchos años, en esa Pensión Ulises, escuela formidable de convivencia y de afectos. En sus territorios aprendí muchas cosas y quise dejar algunos signos de mis desvaríos por este tormentoso mundo. Cuando todo se oscurece en demasía, acudo a ese cuarto de luz que me otorgaste para buscar de nuevo la luz.

Y llegó a tu casa la ausencia. Y las ramas que te sostenían se fugaron raiz adentro a forjar nuevos amores con el sueño de alcanzarte desde sus nuevos aposentos. Y sé bien que la tristeza te ha desgarrado cada célula de tu vivir.

Y sin embargo, Albert, la ausencia nos alcanza a cada rato. Nos golpea ferozmente, nos deja trastabillando y aún debemos levantarnos. Y lo hacemos, en nuestra torpe manera, reviviendo lo que la vida nos ha entregado, haya sido breve o eterno. Tu recibiste el regalo de una compañera de vida que se inscribió en ti como un todo. Mas ¿cómo puede ausentarse de ti lo que tú mismo eres?

Tus escritos todos me han llegado al alma. Quisiera hacerte llegar un abrazo cálido de amistad que te lleve mi afecto, cariño y agradecimiento. Allí en mi habitación siempre puedes ir a beberte una taza de café, una copa de vino y a tratar de comprender este mundo desarraigado de toda humanidad.

NOTA: intenté colocarlo como un comentario en tu blog pero no me dejó. He aquí mis palabras junto a mi afecto entrañable.

otra lectora dijo...

Un comentario de lo más sentido y delicado el de la lectora Mery Sananes. Me adhiero a sus palabras. No puedo añadir más. Gracias.

AT dijo...

Comentario de "Una vecina de la Pensión":


Completamente de acuerdo con tu buena amiga, que parece ser que sabe del dolor y la tristeza. ¿Qué mas puedo añadir?