Foto: J.X.
Érase una vez un niño que se enamoró de una niña.La niña se enamoró también del niño.
Los mayores, las familias respectivas, no quisieron saber nada del enamoramientos de los dos niños.
Un par de familiares obstaculizaron que volvieran a verse. Los distanciaron más y más, con malentendidos y silencios.
Cuando los dos enamorados murieron, siendo ambos adolescentes aún, todas las casas del barrio se llenaron de lirios, de violetas, de claveles rojos y amarillos y de rosas blancas. Cientos, miles de flores ocupando todas las fachadas, balcones y ventanas de las casas.
Los vecinos, después de investigar y preguntar a unos y a otros, no supieron nunca quién tuvo la culpa de tanta flor, quiénes fueron los responsables de invadir las fachadas, ventanas y balcones de sus casas, de las casas del barrio, con miles y miles de flores, sin macetas, cubriendo las calles de sombra perfumada, como si hubieran arraigado en el aire.
Foto: Parque Cervantes (Barcelona)
2 comentarios:
Un texto tan bello como la historia de los niños y las flores que, sin saber quien ni cómo, adornan las ventanas y balcones de la calle.
Maruja Scott: FASCINANTE RELATO, HERMOSA GLORIETA, BELLA.
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