sábado, 17 de octubre de 2020

ESCAPADAS AMOROSAS

 Foto: J.X.

Salían muy temprano, al rayar el alba, del alojamiento municipal, vigilado por dos funcionarios. No tenían ninguna autorización firmada, ni siquiera un permiso especial para salir hoy, día de fiesta. No obstante, se escapaban aprovechando la hora temprana, cuando aún no había ninguna vigilancia en el lugar, y la vieja puerta de hierro lateral, entre hierbajos, hacía muchos años que no cerraba bien. Dejaba espacio suficiente para que día y noche entraran y salieran numerosos gatos, así como esas parejas que se rezagaban en los recodos del jardín público del alojamiento.

Los dos escapados corrían alegres por calles y plazas, subían al bosque más cercano. Ya en el bosque, seguían corriendo y saltando entre los árboles y las flores de los caminos. Era la alegría del reencuentro con la libertad amorosa; aquí, en un atajo imprevisto; allí, al cruzar la sombra de un sendero, otra vez esa alegría al sentir en el rostro el aire fresco y el aroma de la libertad amorosa.

Al anochecer, regresaban, pero sin prisas, bajando lentamente del bosque a la ciudad. Hasta que llegaban a las proximidades del mar, donde se hallaba situado el alojamiento municipal, cuya puerta lateral de hierro, ya sin peligro de vigilancia durante la noche, estaría mal cerrada como siempre.

Entrelazadas las manos, al llegar a destino se daban un abrazo y un beso de despedida, con un “hasta pronto”. Y cada uno se dirigía a su nicho (a su isla, como decían ellos) con la esperanza de volver a fugarse mañana por la puerta lateral: la puerta secreta de los gatos, de las parejas rezagadas y de los dos enamorados difuntos que se escapaban, al alba, del viejo cementerio.


2 comentarios:

insurrecta de las palabras dijo...

Unos encuentros difíciles que solo un amor como el de los enamorados de las escapadas amorosas, puede llevar a cabo, disfrutando de la libertad que les daba el pequeño hueco de la puerta de hierro, el cual les permitía salir para pasar juntos un día lleno de alegría.

lectora de la Vall dijo...


Fantàstic el relat.