viernes, 26 de junio de 2020

LA MIRADA


Foto: J.X.

Los ojos cerrados, cada vez más cerrados, yéndose la mirada, día a día.
Ahora los ojos muy cerrados, pero no despidiéndose aún.
Todavía no.
Hasta que, de pronto, los ojos se abren de una forma desmedida, espantosa, como jamás se habían abierto. Como un grito de silencio que resuena y resquebraja las paredes de la habitación del Hospital: la última mirada.
Es la despedida, la mirada desgarradora, la última mirada, que nunca sabremos qué veía, qué miraba.
Al cerrar esa mirada, esos párpados, esos ojos, es tanta y tan infinita la tristeza de él, que la vida se le cae de las manos y se queda en la oscuridad absoluta, sin mirada, como ciego.

(Días después, en el bosque de los espíritus.)
Ten, se te ha caído esta mirada y la he recogido.
Si quieres, te la cambio por una flor, por una rosa blanca que habla y convida a las novias muertas a soñar en el bosque, dice el espíritu que resbala con las flores.
Él, agacha la cabeza, sin decir nada.
Cambia la última mirada, la más honda y espeluznante, la más misteriosa, por esa rosa blanca cuyo aroma atrae las últimas miradas de las novias muertas y las conduce al refugio del bosque de los espíritus.


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