sábado, 28 de abril de 2018

LAS NECESIDADES DEL SER Y EL DINERO



Vayas al bar que vayas a desayunar, se habla siempre de lo mismo: fútbol y dinero. No importa que haya problemas políticos, injusticia social, acciones terroristas, acciones vandálicas, violaciones, robos, acosos, accidentes, enfermedades, etc., siempre se termina hablando de fútbol y dinero, comenta la vidente del barrio en el bar.
Decía Marx que las “necesidades radicales” que genera el capitalismo en el individuo, estimuladas artificialmente mediante la producción desaforada de nuevos objetos de consumo cada vez más inútiles, esas necesidades, pues, después de ser engendradas, no resultan satisfechas por el propio sistema capitalista, explica el neomarxista del barrio.
El mismo liberalismo económico, salvaje, que ha creado esas “necesidades radicales”, no puede satisfacerlas equitativamente, a todo el mundo, sin perjudicar, a la vez, los intereses particulares de los propios capitalistas en la lucha brutal de la oferta y la demanda, que los economistas denominan con el eufemismo ”competencia de mercado”, añade el politólogo.
Se origina, entonces, la insatisfacción. La insatisfacción individual y la colectiva, apunta el poeta romántico.
Precios altos, salarios bajos. Aumenta el paro, la llegada masiva de emigrantes, de refugiados sin refugio, de persegudios por la miseria. A más producción, más insatisfacción, más crisis económica, más explotación y pobreza. Marginación, miseria. Despidos, huelgas, manifestaciones, revueltas, lucha callejera, represión política, policial, etc., añade el periodista en paro.
De ahí, pues, ¿la necesidad de la revolución que el propio sistema ha originado, por insatisfacción general?, pregunta la sobrina de la peluquera.
Esa revolución utópica, que deja de serlo al día siguiente de ganar el poder, si un día lo gana, advierte la nieta del anarquista.
Vaya, rollo, señoras y señores, vaya rollo que traen ustedes hoy, replica la vecina taxista.
Siempre buscando tres pies al gato, ¡y a protestar!, exclama la cuñada del dentista.
Mi madre tenía un novio revolucionario que ahora es inspector de hacienda, bromea la hija de la bibliotecaria.
Mi padre era sindicalista y ahora va al Bingo, añade el humorista.
¡Marchando, otra cerveza y una de calamares a la romana!, anuncia la dueña del bar.


2 comentarios:

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Rafael Blanco: Una bandera un trapo, una frontera, una raya pintada en el suelo y unas cadenas, las mismas que arrastramos con nuestra libertad , con condiciones, Los humanos podriamos ser libres y compartir todo, sin manipulaciones de politicas ni religiones,,,,creo en lo que creo.....creo

Rafael Blanco: !!!!!Muy agudo, Albert!!!

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Maria-Rosa Monferrer y Mariarosa Compta