Una
de las pruebas de cargo de la culpabilidad de los tres presuntos
delincuentes de la política catalana, son las sonrisas cómplices
que se intercambiaban los tres durante el juicio, explica la cuñada
del dentista.
Lo
vi por televisión, ¡qué desfachatez tanta sonrisa!, añade la
vecina que fiscaliza. Incluso lo ha comentado Pilar Rahola, la
independentista, en una columna de “La Vanguardia”, añade la
vecina que fiscaliza.
¡”La
Vanguardia”, qué tiempos aquellos en que se llamaba “La
Vanguardia Española”!, recuerda la cuñada del dentista.
Están hoy de un nostálgico subido, apunta la sobrina de la peluquera.
¿Será que se acerca el 23-F?, pregunta la hermana del informático, bromeando.
Están hoy de un nostálgico subido, apunta la sobrina de la peluquera.
¿Será que se acerca el 23-F?, pregunta la hermana del informático, bromeando.
¡Oiga,
que a mí nadie me llama sargento, que no voy de carabina con mi hija
y su novio!, replica la vecina que fiscaliza.
“La Codorniz”, “Hermano Lobo”, “Por Favor”, eran unas revistas estupendas de humor crítico, dice la librera del barrio.
Las sonrisas, aunque sean cómplices, no persiguen a nadie ni utilizan la estrategia de la violencia. Gandhi sonreía, comenta la nieta del anarquista.
“La Codorniz”, “Hermano Lobo”, “Por Favor”, eran unas revistas estupendas de humor crítico, dice la librera del barrio.
Las sonrisas, aunque sean cómplices, no persiguen a nadie ni utilizan la estrategia de la violencia. Gandhi sonreía, comenta la nieta del anarquista.
En
el circo nos reímos, pero no somos delincuentes..., que sepamos,
claro, matiza el humorista.
¿Van
a prohibir la poesía satírica?, pregunta el poeta romántico del
barrio.
Pues
mi madre tenía un amante banquero que se cabreaba cuando alguien
sonreía, cuenta la hija de la bibiotecaria.
Pitarra, el autor satírico catalán que tiene un monumento en las Ramblas de Barcelona, dicen algunos que amaestra palomas que defecan sobre la cabeza de los transeúntes que pasan por allí, advierte la vidente del barrio.
¿No será un ataque de palomas “independe” contra turistas unionistas?, pregunta la sobrina de la peluquera.
Pitarra, el autor satírico catalán que tiene un monumento en las Ramblas de Barcelona, dicen algunos que amaestra palomas que defecan sobre la cabeza de los transeúntes que pasan por allí, advierte la vidente del barrio.
¿No será un ataque de palomas “independe” contra turistas unionistas?, pregunta la sobrina de la peluquera.
Niña,
será mejor que pares, que el negocio turístico legalmente
constituido no está para bromas surbversivas, advierte la cuñada
del dentista.
Mientras
sólo sean cagadas de paloma..., comenta la dueña del bar.
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