Érase una vez un país donde un espía seguía a otro espía que vigilaba a un espía que perseguía a otro espía que seguía las huellas de un espía que grababa a otro espía encargado de vigilar a un espía que se espiaba a sí mismo, hasta que todos murieron espiando.
Y así acabó la historia de este país, que no murió de amor ni de muerte natural, sino que murió reventado de tanto espiar.
1 comentario:
A Lurdes Fidalgo, Francisco Cobacho, Katy Reyes y 10 personas más les gusta esto.
Francisco Cobacho: Muy acertado, tu cuento, en estos días en que el lobo EEUU, está enseñando los dientes con todo su horror y despiadada conciencia.
Hace 16 horas · Me gusta
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