martes, 10 de enero de 2012

CONSTRUYA SUS DELIRIOS EN EL "PAÍS DE NUNCA JAMÁS"














Hay otro "País de Nunca Jamás", que no es el de Peter Pan.
En este otro "País de Nunca Jamás", se construyen aeropuertos donde no hay ni aterrizan aviones, se inventan líneas ferroviarias de trenes de alta velocidad donde no hay estaciones ni pasajeros, se levantan polideportivos donde nadie corre ni salta, se construyen auditorios colosales  donde nadie canta ni baila.
Pero se construyen a lo grande, majestuosamente, con dinero público. Aunque no haya nadie que pueda usarlos, se siguen construyendo. ¿Por qué?, se preguntan en el barrio, donde no hay aeropuerto ni trenes, ni polideportivo ni auditorio, y con el ambulatorio médico medio cerrado. Como ha dicho el político Joaquim Nadal en el programa "30 minuts", de TV3:
"Si lo hacen en Valladolid, ¿por qué no hacerlo en Catalunya?"












El suplente del cronista

1 comentario:

comentarios en Facebook dijo...

Dori Campos: Ha sido más de una década faraónica en un humilde país del sur, donde los megalómanos han mezclado delirio y evasión fiscal,aquí por lo menos podemos hacerles juicios, justicia a medias aunque no podamos recuperar lo evadido.

Jose L Ferraz: No pretendo saber más de ballenas que Philip Hoare, ni de ciudades inteligentes más que la fundación cartif que tutela el proyecto de smart city Valladolid y Palencia. Está muy bien ahorrar energía, reconducir el tráfico, hacer coches eléctricos y depurar las aguas... Pero que no se robe al ciudadano, que no nos tomen el pelo, que exista entre los políticos y el dinero un órgano gestor independiente, formado por un consejo de ancianos.
Estamos hartos de que nos roben. Punto.

Luis Nadal: Las obras públicas como las subvenciones son las formas más opacas de la corrupción política a todos los niveles. Parodiando a Hanna Arendh, "La Obra Publica corrompe, La Obra Publica Faraónica, corrompe Faraónicamente".

Mery Sananes: Así es y no parece haber modo de detenerlo, porque la gente, ese ser humano que sobrevive no es, en modo alguno, el punto central de la historia. Y ocurre allá y ocurre aquí. Y qué bueno que haya un barrio que se haga esas preguntas. Porque en el grosero reparto hay quien cree que alguna migaja le tocará. Y habrá que seguir preguntando hasta el cansancio, porque no hacerlo nos llevaría a creer en sus justificaciones y a pensar que esas nuevas obras se han hecho pensando en los niños que aún no han nacidos, que ni siquiera sabemos si nacerán.