Ramón Dimas, Calle Arco del Teatro
TRISTE REALIDAD
Mientras estaba parado en el semáforo, Juan vio a una pareja de ancianos cruzar el paso de peatones. Él, más alto que ella, la llevaba del brazo. Como andaban con dificultad, fijó la mirada en los pies de la pareja y vio que a la mujer se le habían caído las medias y la ropa interior a la altura de los tobillos. Les vio alejarse y arrancó el coche en cuanto el semáforo se puso verde. En ningún momento le pasó por la imaginación bajar, acercárseles y ayudarles a recuperar lo que el entendía como dignidad. Sólo cuando llegó a su casa, pensó que lo podría haber hecho. Entonces se preguntó por el motivo de su inacción: ¿por vergüenza?, ¿por la reacción de la pareja?, ¿por falta de sensibilidad?... Hasta que tuvo que reconocer, no sin sentir un dolor físico, que era porque en realidad no se consideraba parte implicada. Ni sabía, ni podía entender el grado de desprotección, de desamparo que transmitían sus vestidos, sus peinados, su mirada, sus movimientos.
Y entonces, como si fuera una visión irreal, recordó la última imagen que retenía de los dos ancianos: él acariciando la cara de ella en un gesto que transmitía tanto amor que los hacía inmunes a la triste realidad, a la suya y a la de todos. Un gesto de una dignidad y una ternura tan grandes, que Juan sospechó, mientras se quedaba sin aire como después de recibir un golpe bajo, que él jamás llegaría a alcanzar.
TRISTA REALITAT
Mentre estava aturat al semàfor, en Joan va veure com una parella d'ancians creuaven el pas de vianants. Ell, un pam més alt que ella, la portava de bracet. Caminaven amb dificultad i aixó va fer que focalitzes la mirada als peus de la parella, per descobrir que a la dona li havien caigut les mitges i la roba interior a l'alçada dels turmells. Els va veure allunyar-se i va arrencar el cotxe tan bon punt es va posar verd. En cap moment li va passar pel cap aparcar, baixar, acostar-se i ajudar-los a recuperar el que ell entenia com a dignitat. Només quan va arribar a casa va pensar que ho podia haver fet. Llavors es va qüestionar quin era el motiu de la seva inaccio: per vergonya mal entesa, per por a la reacció de la parella, per insensibilitat...Fins que va haver de reconèixer, no sense sentir un dolor físic, que era perquè realment no es considerava part implicada. Ni sabia ni podia entendre el grau de desprotecció, de desampara que transmetien els seus vestits, els seus pentinats, la seva mirada, els seus moviments. I llavors,com si fos una llambregada irreal, va recordar la última imatge que retenia dels dos vells: ell acaronant la cara de la seva companya, en un gest que transmetia tant d`amor que els feia immunes a la trista realitat; a la seva i a la de tots plegats. Un gest d'una dignitat i una tendresa tan superlatives que en Joan va sospitar, mentre es quedava sense aire igual que després d'entomar un cop de puny a la panxa, que ell mai arribaria a albirar.
Martí Ayats
Os mando este minirrelato porque me ha gustado (publicado en el periódico “El Punt”, lo he traducido del catalán), pero también en relación al debate que se desarrollaba en la Pensión Ulises sobre “ética y creación”. Este debate, que como tal está condenado a ser bizantino, no deja de plantear un problema en la práctica creativa, en la sutil y traidora relación entre contenido y continente, cuya solución nos dará una buena obra, un panfleto o una floritura... La sencillez, casi parquedad poética del relato de Martí Ayats nos magnifica una historia casi vulgar, casi patética..., y nos zarandea el alma sin moralejas ni ideologías. Por ser casi insignificante tanto en su forma como en su contenido, ha pasado sin pena ni gloria por las páginas de un periódico local, como la pareja de ancianos que cruzaban la calle.
Luis Nadal, corresponsal en Sitges de la Pensión Ulises
1 comentario:
Me parece muy buena y oportuna la prosa poética de Martí Ayats, que nos ha traducido y enviado Luis Nadal. Muy adecuada al tema de debate sobre "ética y creación". A veces un "ejemplo literario" vale más que mil palabras de debate, más allá de "moralejas e ideologías",como nos dice en su nota Luis Nadal.
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