viernes, 30 de enero de 2009

RECORDANDO A JOHN UPDIKE

Hopper, Ventanas de noche



















YouTube - Antony and the Johnsons - Hope there's someone, live

Sus sueños son poco profundos y furtivos, agita las piernas, mueve un poco los labios contra la almohada. La piel de sus párpados se estremece cuando giran los globos oculares, explorando el muro interno de la visión. Por lo demás, está como muerto, nada puede hacerle daño. La franja de sol en la pared por encima de él, va descendiendo lentamente como un cuchillo que le corta el pecho, se convierte en una moneda en el suelo y desaparece. Conejo se despierta de súbito en la oscuridad y sus iris azules, espectrales, registran los planos extraños en busca del origen de las voces masculinas. Esas voces están abajo, y un ruido sordo sugiere que mueven los muebles, que sus pasos pesados trazan círculos, buscándole. Pero entonces oye una voz de bajo, bulbosa y familiar, la de Tothero, y alrededor de ese firme centro los ruidos se revelan como los sonidos de quienes juegan a las cartas, beben, bromean, confraternizan. Conejo se vuelve en su cálida cavidad, la cara hacia su fría compañera, la pared, y a través de un rojo cono de conciencia se duerme de nuevo.

John Updike, Corre, Conejo
(Trad. Jordi Fibla, Tusquets Ed.)

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