Foto: J.X.
Iba de una calle a otra,
volvía una y otra vez
a este o aquel bar,
extendiendo la herida
incurable
de su soledad.
Bebía un par de cervezas,
y ya se animaba,
y cantaba:
Sin amor,
sin deseo,
no te marchitas
como una flor,
ni eres
como el polvo de las alas
de una mariposa.
Sin amor,
sin deseo,
se te van muriendo
alma y cuerpo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario