viernes, 21 de febrero de 2025

SIN MÁS PALABRAS

 


Dice que primero fue la muerte, no la vida.

Fue al morir un ser amado,

que descubrió dentro de sí

la substancia del amor.

Lo que ahora sentía

era una conmoción

que se ramificaba bajo la piel,

unas raíces que ascendían

desde lo más hondo de la tierra

hasta enmarañar de amor su interior.


Por absurdo e inútil que pueda ser,

dice que nunca antes

se había conmocionado tanto, de ese modo.

Era un sentir amoroso que se extendía

y arraigaba en la vida

desde el dominio de la muerte.

Al propio tiempo, era desconsolador

sentirlo así, en el dolor de la ausencia,

en la más absoluta soledad

de la perdición.



Imagen: Photoroom.com

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