Foto: J.X.
INVOCACIÓN. En ciertos poemas, parte en que el poeta pide inspiración a una deidad o musa.
Diccionario RAE
Al hablar de ella, de la novia muerta,
contando anécdotas de su vida,
adondequiera y con quien fuera,
estaba hablando de amor,
proclamándolo a todo el mundo,
pero sin decirlo:
resguardaba la palabra amor.
Apuntaba en un cuaderno secreto
cada verso que provenía de ella.
Así resguardado, contemplaba
el verso, se demoraba mirándolo,
y de este modo la invocaba a ella,
extendiendo el verso
hasta rescatarla de la muerte.
Al hablar de ella, esparciendo
la esencia de la novia ausente,
la recuperaba, y, sin mencionarlo,
fingía para los dos una nueva cita
y otra declaración de amor.
II
El amor es un recorrido
por la frontera del abismo,
en que, empujándolo a traición,
se declara vencedora la muerte.
Pero el amor se tambalea, no cae,
al fin se escapa, malherido,
y oculto sobrevive, pese a la muerte.
Veo pasar a esas parejas
por las calles del barrio,
entrelazadas las manos,
y te adivino, dulce ausente.
Tu aparición me rescata
del infierno de las calles,
cuando tengo el alma así,
cortada en dos mitades,
y no sé por dónde ando.
Voy de un bar a otro,
de un lavabo público a otro,
con spray hidroalcohol (aloe vera)
y papel higiénico en el bolsillo
(por si acaso..., orina
y demás, mocos, lágrimas,
por si acaso).
La muerte de un ser querido,
pero nunca lo bastante amado,
es el castigo que deberá soportar
quien sobreviva,
el cual no podrá reparar jamás,
por muchas flores que ofrezca
y cantos que desafine,
aquella falta de amor
que había en su amor.
Esta última muerte,
tu muerte,
me ha despojado de todo.
No me queda sino un resto de deseo,
que no es deseo de poseer,
sino de refugio y compasión,
deseo de ser aún correspondido
desde el lugar de la ausencia,
desde el lugar imaginario del amor.
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