Foto: J.X.
Qué más queda por decir, qué más queda por escribir en la piel viva sostenida por la piel muerta, que vive debajo. Entre piel y piel, refulge un claro de luz perdida. El mal se purifica en el mismo arroyo de donde ha salido. Se consagran vida y muerte de las dos pieles en una sola piel, y ambas celebran el sacrificio haciéndose canto inaudible en el escondrijo de piel terrosa, despellejada. Qué más queda por decir, qué más queda por escribir: dos cadáveres rozándose los huesos, sin labios, intentando el beso.
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