jueves, 14 de septiembre de 2023

EL AMOR

 Foto: Judith Xifré

Besó los labios muertos de ella, y en el mismo instante supo que nunca podría olvidar el sabor de la vida y de la muerte de sus labios, en aquel Hospital.

Desde entonces, el contenido de su alma no sería sino el peso sangrante que arrastraba de tantas noches y flores secas, y el sabor de los labios muertos de ella.

La flor de una planta abandonada se deshojaba y volvía a florecer una y otra vez, a su lado, al costado de su muerte, de la cual se nutrían las flores de aquella planta abandonada.

Como si una herida incurable de amor ausente expiara los días turbios de la flor, rodeada de malas hierbas.

Pese a todo, pese a toda la oscuridad, le guiaba la transparencia de luz  de una muerte amorosa, y la planta seguía floreciendo para deshojarse en el mar.

La flores se alargan y se deshojan más allá del horizonte azul, más allá del mar, para rescatar y hacer volar las sílabas de su nombre, las dos sílabas del nombre de ella, hasta que finalmente no vuelvan a caer más ni en la tierra ni en el mar.  

 "Lo que te puede salvar -dice alguien, un desconocido-, no es la comodidad o incomodidad de ser amado, sino la fortaleza de amar, aunque sea amar en el vacío." 

De las profundidades emerge una voz que canta: “El amor, la sangre amorosa, es más fuerte que la culpa y más fuerte que la muerte.”



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