viernes, 3 de febrero de 2023

LA CITA

 Foto: J.X.

Hoy es el día de la cita.

Nos hemos citado una vez más.

¿Qué nos diremos al encontrarnos de nuevo?

¿Nos besaremos al cruzar la puerta del jardín, o esperaremos a llegar a la callejuela poco iluminada?

Como siempre, he llegado con antelación, una media hora antes de lo previsto.

Pienso en ella y ya aparece. La veo avanzar por la plaza que da al jardín. Lleva un ramo de flores.

Nos abrazamos. Me da la mano y me conduce a otro lugar, a la sala de fiestas de un bosque, donde bailaremos entre los árboles.

Hoy baila más ligero, y el aire juega con su falda plisada, cuyos pliegues remontan el vuelo como alas de paloma.

Siento el peso de su brazo en mi hombro y me inclino a un lado. Pierdo el ritmo y ella sonríe y me apretuja, dando otro vuelo de paloma con su falda. Ahora aprieta con dulzura mi hombro inclinado.

Se le cae el dedo meñique. Lo recojo del suelo como un tesoro y lo restituyo en su mano, coronándola.

Aletean, bailan los pliegues de su falda, alas de paloma con una flor en el pico.

El bailarín, como si fuera un maniquí torturado en un sótano, arrastra los pies ensangrentados.

Ella le susurra: “Piensa en mí, y alza el vuelo como las alas de mi falda”.

Mientras bailan, la herida de un corazón hiere al otro, la doble herida agujerea la memoria y la sangre de ambos se derrama, gotea sobre dos almas extenuadas en el suelo, que ahora se incorporan al sentir encima el peso escurridizo de la sangre. Entre caídas y recaídas, intentan remontar el abismo desde un charco de dos sangres.




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