jueves, 24 de junio de 2021

TENTACIÓN

Foto: J.X.

Colgando de un hilo, cortejaba a la muerte.

De varias formas cortejaba a la muerte.

Una de ellas, pasear al borde de los acantilados, por donde a veces se arrojaban los enamorados ensangrentados por la vida. Miraba al vacío, lo miraba hasta el fondo, con una extraña sonrisa, entre irónica y triste, cómplice del desastre amoroso que sepultaban aquellas piedras del vacío, recubiertas de musgo y flores marchitas.

Otra forma de cortejar a la muerte era adentrarse en el mar y cerrar los ojos. Pero siempre regresaba a la playa, aunque apenas sabía nadar. Flotaba en el agua y se movía como un desecho de cloaca, o como el pecio astillado de un naufragio, o como un amor recién muerto, que las olas devolvían una y otra vez a la playa, por si alguien lo esperaba, como si fuera un ramo de flores con ceniza, mal incinerado.

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