Foto: J.X.
Acostumbrado a repeler sombras y zancadillas en cada esquina, la realidad, sin embargo, se le escabulle, y, una calle más allá, ya le ataca a traición por la espalda, con golpes letales en el corazón.
Contar todo lo demás con más detalle, todo lo que sucede después de los golpes, ya sería un relato que aquí no es necesario. El dolor, en estos casos, requiere pocas o ninguna palabra, brevedad de exclamación, quejido que anuncia un resto de naufragio, un silencio de muerte.
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