Foto: J.X.
Si un día se acaban las palabras, ¿significa que ya no hay más palabras otro día? ¿Qué hacer?
¿Agarrarse a la cola de una de las últimas frases dichas o escritas y atarse el alma con ella; atarse, mejor, cuerpo y alma con esa cola que aún menea en la página, que aún serpentea en el vacío como la última palabra antes del silencio?
Hay que probar. Son las pruebas del abismo. A ver si resiste la cola atada a la cintura, antes de la caída en el silencio absoluto.
3 comentarios:
Comentario de Lluís Nadal:
Si un día se acaban las palabras, tú, el poeta, inventarás de nuevas, y sí, te agarrarás a la cola de la última frase hecha, porque es ahí donde habitas, meciéndote sobre el abismo, para imponer un canto que rompa el tan temido silencio.
Comentario de "Una lectora corriente":
Un poeta nunca llega al silencio absoluto, si no emite las palabras verbalmente, siempre tiene algunas, o muchas, por pronunciar que le hacen compañía en su soledad.
Y así continuará por este camino sin encontrar el final de las palabras.
Comentario de "Vecina de la Pensión Ulises":
Ningún poeta sobrevivirá a las palabras. Antes de enmudecer, se dejará llevar allí donde nunca faltan las palabras.
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