miércoles, 17 de marzo de 2021

REFLEJOS EN EL CRISTAL

 Foto: J.X.

Paseaba mirando los escaparates de las tiendas.

Cuando una persona, de semblante agradable, bondadoso, se reflejaba en las lunas de los escaparates, a él le venían extraños pensamientos.

Hay personas -pensaba delante de la imagen reflejada en el escaparate- que tienen la suerte de nacer y proseguir viviendo por caminos de serenidad y bondad. Sin extravíos, sin perder de vista el lugar de llegada, un lugar de luz.

Otras personas, sin embargo, que también partían de la inocencia, de esa bondad inicial, tienen la desgracia de tropezar, tener una mala caída y desgarrarse el alma.

El fuerte golpe de la caída, el desgarro profundo en el cuerpo se introduce en el alma y hace que se desvíen y se extravíen por el camino. Perdidas en mitad del camino, flores artificiales de angustia penetran en el cuerpo y envenenan de insatisfacción el alma, degradándola, arrastrándola por el suelo, sin miramientos.

Hasta que un día, una tristeza inconsolable (suele ser la desolación de una muerte), las despierta del sueño venenoso, y, pese a estar malheridas aún, encuentran de nuevo el camino de partida.

Pero, ahora, a su alrededor sólo habrá ausencia, y el amor no será más que otra memoria que se derrama ensangrentada a lo largo del camino. Como un nostalgia mortal, incurable, que sigue y sigue en busca de un lugar de luz.

Todo esto le puede venir al pensamiento cuando descubre trozos de alma reflejados en el cristal de un escaparate.


1 comentario:

AT dijo...

Comentario de Una lectora corriente:

Es difícil encontrar personas que, ante un escaparate, reflejen que nunca han tenido un tropiezo, un error en su vida. Porque la vida es equivocarse, volver a empezar y, como dicen, tropezar con la misma piedra. Es más fácil encontrar en el reflejo de un cristal, personas con vidas amargas y con errores, que, a pesar de todo, consiguen arrastrar un amor ausente, una soledad de la que se culpan, pero que no se cierran a la esperanza.