Foto: J.X.
Desde
entonces,
cada
día
era
un peso,
el
peso de un día más.
Desde
entonces,
cada
noche,
para él,
era la
última noche.
Escribía
versos en el aire,
en
la arena nocturna de las playas,
en
rocas y piedras escondidas,
en
la corteza de los árboles
más
recónditos y lejanos.
Algunas
noches,
la
corteza de un árbol,
herida
por las palabras,
sangraba
sobre la hierba.
Carcomido
el tronco,
le
crecían flores por dentro.
1 comentario:
Cuando un árbol sangra, llora todo el bosque, y con este llanto, si el apesadumbrado lo oye y lo siente, puede ir quitándose el peso de un día mas.
Publicar un comentario