jueves, 21 de febrero de 2019

TIEMPO DE HUELGA



Diálogos cortados, calles y carreteras cortadas, puentes resquebrajados (no digamos volados o hundidos, para mantener cierta esperanza en las próximas elecciones), comentan algunos en el bar.
El juicio: en este juicio, tengo la impresión que el bloque de la defensa y los acusados parecen más enteros, con más presencia de ánimo, con menos errores y contradicciones, que el bloque de la acusación. Incluso el presidente del Tribunal corta y advierte más a la acusación que a la defensa y a los acusados, apunta el politólogo del barrio.
Como dicen mi marido y mi cuñado, espero que todos sean más duros y con pruebas concluyentes contra la Forcadell, ¡ya está bien de dudas y acusaciones titubeantes!, exclama la cuñada del dentista.
¡Por un juicio ejemplar e implacable!, grita un desconocido que pasa por la acera.
La retransmisión en directo del juicio por TV pone de los nervios a más de uno, dice la sobrina de la peluquera.
La sombra de los distintos tribunales europeos es alargada, como debe ser en la llamada Unión Europea, añade la vidente del barrio.
Digan lo que digan, el presidente del Tribunal Supremo lo está haciendo muy bien, imparcial y cortando en el momento justo cualquier exceso retórico tanto de la defensa como de la acusación, advirtiendo más a ésta, si cabe, opina el periodista en paro.
No perdamos la esperanza, que la derechona y sus medios de comunicación también van a la deriva y se quedan pasmados ante el desarrollo de este juicio, que no es el de la Santa Inquisición, a sangre y fuego, como reclamaban a voz en grito los más feroces, explica la vidente.
Creían que vivían aún en la Reconquista de los Reyes Católicos, indica la nieta del anarquista.
No se fíen..., que las espadas siguen en lo alto y bien afiladas, replica la hermana del informático. 
Presente y futuro regresando al pasado en cohete, que diría Julio Verne, apunta el humorista.
Como el novio de mi madre, que anda para atrás y de lado, como los cangrejos, bromea la hija de la bibliotecaria.
De todos modos, no debemos perder toda esperanza y resistir, indica la sobrina de la peluquera.
Con la palabra, con diálogo, todo es posible, a su debido tiempo, no antes, advierte el politólogo del barrio.
Como la poesía, que renace de sus cenizas como Ave Fénix, añade el poeta romántico del barrio.
¡Dios le oiga y llueva a gusto de todos!, exclama la dueña del bar.
¡Si llueve, pongo el taxi, aunque haya huelga!, añade la vecina taxista.
¡No me sea esquirol!, replica el humorista.
¡Esquirol lo será su novia!, exclama la vecina taxista.
¡Oiga, un poco de respeto, que yo tengo novio!, contesta el humorista


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