domingo, 18 de marzo de 2018

¿LA MUERTE DEL PENSIONISTA?


"Desde hace años, las pensiones no se revalorizan según el IPC (Índice de Precios al Consumo). Todo va a la baja, al descenso, a la nada, como la vida misma: la política, la economía, la justicia, la paz, la convivencia, la independencia de cada uno y da cada pueblo fundamentada en el respeto mutuo, en la no agresión", lee en el móvil el periodista en paro.
Como la vida misma, que va y viene, se levanta y cae, nace y desaparece, como los vestidos y tocados de las damas y caballeros, como diría Jorge Manrique, apunta el poeta romántico del barrio.
Esos políticos, tan aficionados a recortar y agujerear los bolsillos ajenos, ¿no irán también a parar al mar, como los ríos, como todos nosotros?, pregunta la vidente.
El pez gordo se come al chico, es la fatalidad histórica, advierte el politólogo del barrio.
¡Todo tiene un límite, a la lucha, pues, con las feministas, las pensionistas y las independentistas de todos los pueblos, a manifestarse!, como decía mi abuela, exclama la nieta de la anarquista.
¡No grites tanto, que tengo la gripe y me dejas sorda!, replica la vecina taxista.
¡Viva España, viva la sociedad civil, todos a la manifestación de hoy!, exclama la cuñada del dentista, arrebatada.
Otra que grita, vaya pito que tiene la señora, se parece a mi madre gritando a sus novios gandules, bromea la hija de la bibliotecaria.
Demasiados gritos y poca justicia, advierte el humorista.
"Anna Gabriel y Puigdemont, en Ginebra, Suiza, jugando al ratón y al gato con los poderosos", lee la hermana del informático en Internet.
La vida, una jaula de grillos, hasta que el viento lo barre todo, como decía mi madre, recuerda la dueña del bar.



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