Sota el coixí,
un
ram de flors,
un
tebeo,
un
programa de ràdio
i
una pel·lícula.
(Bajo
la almohada,
un
ramo de flores,
un
tebeo,
un
programa de radio
y
una película).
Como
es natural, lo del ramos de flores es falso, una ficción poética,
comenta el poeta romántico del barrio.
¡Hombre,
esto se avisa!, exclama la dueña del bar.
¡Cosa
de poetas, que siempre andan tirándote flores y mareando la
perdiz!, afirma mi marido, que es notario y fiel a carta cabal, como
ya saben, exclama la cuñada del dentista.
Lo mismo dice el mío, que no es notario, pero sí es fiel y unionista a
carta cabal, como su marido, añade la vecina taxista.
Analogías
más allá del sueldo, apunta la hermana del informático.
Niña,
no faltes, que los taxistas, vale, ganaremos menos que un notario,
pero somos más honrados que algunos del Palau, replica la taxista.
¿A
qué Palau se refiere, al independe o al musical?, pregunta el
humorista.
¡Tanto
monta, monta tanto...!, salta la cuñada del dentista.
...Isabel
como Fernando, los Reyes Católicos por antonomasia, paladines de la
unidad de destino en lo universal, añade el humorista del barrio.
Ya
sabemos, ya, que usted anda metiendo monólogos separatistas en los
teatros, ¡y aquí sin gobierno "normal"!, advierte la cuñada del dentista.
Volviendo
a las flores, mi madre no se fía nada de los novios que la cubren de
flores y le meten mano..., no se escandalicen..., que le meten mano en el
bolso, explica la hija de la bibliotecaria.
Si
yo les contara..., dice la vidente.
Mujer,
explique, explique, indica el periodista en paro.
Nada,
que de joven me casé con un bala perdida que les sacaba los cuartos a las alemanas de Calella, rememora la vidente.
Ah,
el turismo sexual, la inquisición, ¡hemos sido pioneros en todo, y con tomate!,
exclama la nieta del anarquista.
“En
todo, en todo”, ¿es un tapa de mejillones con tomate belga?,
pregunta una turista japonesa.
¿Pero hay tomates belgas?, pregunta la dueña del bar.
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