Fotografía: Vicenç Altaió y Albert Serra
El espacio de los sueños (Timeout.es)
La
vidente del barrio llega al bar y nos lee un papel que se ha
encontrado por la calle. Dice así:
“Además
de resistencia política y manifestaciones casi diarias, en Barcelona
también pueden verse exposiciones, como la de la Galería Mayoral, L'espai dels somnis / El espacio de los sueños, con
obras de Dalí, Picasso, Miró, Magritte, Calder, Domínguez,
Chagall, Tàpies, Duchamp, Hamilton, Joan Ponç y Joan Brossa, entre
otros, y el correspondiente catálogo-libro.
La
exposición ha sido comisariada por Vicenç Altaió, "agitador
cultural y traficante de ideas", con la participación del
cineasta iconoclasta Albert Serra. Asimismo, cuenta con "la
colaboración del comisario artístico, Hans Ulrich Obrist; de la
Directora de los Museos Dalí, Montse Aguer; de la directora de la
Fundación Miró, Rosa Maria Malet, y del consultor cultural, Llucià
Homs", informa la web de la Galería.
Los individuos -el hombre, ese animal o animalito que se cree muy importante, como escribía el poeta Jesús Lizano-, no sólo de política concreta viven y padecen aquí y allá, sino que también, por fortuna, están los sueños, la acción de los sueños que van en busca de otra realidad, de lo "otro".
Esos sueños que transgreden el límite, anteriores y posteriores a todo, que transforman la vida cotidiana y sus miserias en belleza práctica.
Los individuos -el hombre, ese animal o animalito que se cree muy importante, como escribía el poeta Jesús Lizano-, no sólo de política concreta viven y padecen aquí y allá, sino que también, por fortuna, están los sueños, la acción de los sueños que van en busca de otra realidad, de lo "otro".
Esos sueños que transgreden el límite, anteriores y posteriores a todo, que transforman la vida cotidiana y sus miserias en belleza práctica.
Sueños
que reivindican la acción del arte y las letras, en un lenguaje
insumiso. Con imágenes y palabras insurrectas frente a los odios,
humillaciones y violencias de todo género, que la supuesta sociedad
civilizada, pero brutal de hecho, fabrica en serie.
Una
serie interminable de odio y destrucción destinada a satisfacer la
voluntad y la voracidad de poder, de esos poderes siempre
insaciables, como ya advertían los grandes herejes del arte y la
palabra, poetas, filósofos, artistas, entre otros muchos
transgresores del discurso ecuménico de los retrógrados. Cuyos
miembros se juntan en matrimonio indisoluble y se multiplican sobre
la faz de la tierra, por obra y gracia, no del espíritu, sino de la
codicia más descomunal, y sangrienta cuando conviene a sus
intereses."
Aplausos,
silbidos en contra, vuelan poemas y cervezas a favor del papel que ha
leído la vidente del barrio.
-¡Marchando, otro poema, digo, otra cerveza!, exclama la dueña del bar.
-¡Marchando, otro poema, digo, otra cerveza!, exclama la dueña del bar.
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