EDICIÓN URGENTE: "OLIMPIADAS POLÍTICAS, Y COJEANDO"

Mientras unos corren, otros recorren, y la historia sigue cojeando, dice la vidente del barrio.

Muchos problemas de forma para no hablar del fondo, ésta es la cuestión, indica la nieta del anarquista.

¡Catalunya secuestrada por los catalanes!, exclama la cuñada del dentista.

¿Cómo dice?, pregunta la sobrina de la peluquera.

¡España, Catalunya y Badalona secuestradas por los catalanes!, exclama la fiscal del barrio, que no es fiscal, sino vecina que fiscaliza en el bar.

¿Cómo dice, señora?, pregunta el poeta romántico.
Reacción virulenta del bloque mediático estatal arrimando el ascua a su sardina, lee la hermana del informático en el móvil.
¿Sardinas en escabeche, picantes, en aceite, al limón o con tomate?, bromea la hija de la bibliotecaria.

¡Dios, la que se armó!, como en aquel libro de Francisco Candel, apunta la librera del barrio.

Señora, no meta a Dios en ese Parlament de revolucionarios y descreídos, advierte la cuñada del dentista.
Lo dicho, muchos problemas de forma para no hablar del fondo, reitera la nieta del anarquista.

Mientras unos corren, los otros recorren, y la vida cojea, dice el humorista.

¡Yo lo he dicho primero!, exclama la vidente.

Perdone, usted ha dicho que la historia cojea, y yo digo que es la vida la que anda mal y cojea, explica el humorista del barrio.
¡De seguir así, acabaremos todos cojos!, advierte la dueña del bar

La hermana del informático lee en el móvi: “El informativo de la mañana de la emisora episcopal, la COPE, nos recuerda que Catalunya es una región española”.

Muy bien dicho, afirma la cuñada del dentista.

No, señora, es una autonomía (que podría ser suspendida), corrige la fiscal del barrio, que no es fiscal, sino vecina que fiscaliza en el bar.

Es una nación, replica la sobrina de la peluquera.

Un posible Estado, una República Catalana, añade la nieta del anarquista.

Aquí sólo hay una solución: la intervención de las fuerzas armadas, replica la cuñada del dentista.

¿Por qué no una reforma urgente de la Constitución, como ya hicieron una vez en una sola noche?, pregunta el politólogo del barrio.

¿Por qué no las urnas?, pregunta a su vez la vidente.

Porque es una región, reitera la cuñada del dentista.

Una nación, repite la sobrina de la peluquera.

Una república, insiste la nieta del anarquista.

Entonces, las fuerzas armadas, reitera la cuñada del dentista.

La reforma urgente de la Constitución, indica el poeta romántico.

¡Las urnas, coño (con perdón), las urnas, y acabemos de una puta vez!, exclama la dueña del bar.

Las urnas, / dónde están las llaves, / matarile-lire-ron, ¡chimpón!, canta la hija de la bibliotecaria.

Vale, otra cerveza, ¡y un bocata de sardinas, o mejor una tortilla a la francesa!, exclama el humorista.