Esta
madrugada, apunta la vidente del barrio, mientras medio mundo se
afanaba en atragantarse con las uvas, bailando y bebiendo sin mesura
para celebrar las próximas locuras del ya nacido 2017, un Symposium
de Videntes, reunidos en la mansión de un bosque desconocido, han
pronosticado el renacimiento del marxismo. Otro neomarxismo es
posible, han declarado.
Un
neomarxismo, anuncian, que sintetizará las dialécticas de Karl Marx
y Groucho Marx (análisis objetivo, por un lado, y reducción al
absurdo, por otro, ambos unidos) para intentar superar los desastres
y libertinajes implantados por el sistema caótico del neoliberalismo
en el planeta llamado Tierra y en parte del Universo.
Quienes
duden de la eficacia de la teoría y praxis del nuevo marxismo del
2017, he aquí un texto sobre el divorcio, del viejo compañero
Lenin, que les puede animar a reflexionar sobre las contradicciones
en que vive el planeta Tierra y parte del Universo, declara el
portavoz de los videntes reunidos:
"Acusar
a los partidarios de la libertad de autodeterminación, es decir, de
la libertad de separación, de que fomentan el separatismo, es tan
necio e hipócrita como acusar a los partidarios de la libertad de
divorcio de que fomentan el desmoronamiento de los vínculos
familiares.
Del
mismo modo que, en la sociedad burguesa, impugnan la libertad de
divorcio los defensores de los privilegios y de la venalidad, en los
que se funda el matrimonio burgués, negar en el Estado capitalista
la libertad de autodeterminación, es decir, de separación de las
naciones, no significa otra cosa que defender los privilegios de la
nación dominante y los procedimientos policíacos de administración
en detrimento de los democráticos".
¿Visión,
utopía o simple “proselitismo de vía estrecha”, como diría el
analista Francesc Cornadó? El tiempo, que da y quita razones,
sumado al compromiso de los videntes, tal vez nos saque de dudas a lo
largo y ancho de este 2017, concluye la vidente del barrio (que esta
madrugada, todo hay que decirlo, se ha tomado una, dos o tres copas
de más de cava Codorníu).
2 comentarios:
Tengo mis dudas, desconfío, no creo que los hermanos Marx se apellidaran realmente Marx.
Chico, Harpo y Groucho sus nombres ficticios corresponden a Leonard, Arthur (antes llamado Adolph) y Julius Henry respectivamente. Si ficticios son sus nombres por qué no habrían de serlo sus apellidos.
¿Por qué el apellido de los tres payasos coincide extrañamente con en el del filosofo que escribió El Capital?
¿Extraña coincidencia o voluntad maléfica de relacionar el filósofo con un trío de histriones?
De una manera o de otra el capitalismo siempre engulle o asimila aquello que le es adverso. Lo hizo convirtiendo la imagen del Che Guevara en un icono publicitario, convirtieron su cara en un póster o la imprimieron en camisetas.
Desconfianza infundada. Sí.
No creo en los videntes, ni en los políticos, no creo en tanta charlatanería, sólo me interesa quien hace, quien levanta puentes, quien construye, quien toca de pies al suelo, no creo en el porvenir de una ilusión. Una emoción no es un programa político, no creo en esa patraña, son una caterva de histriones que se dedican a cobrar y a distraer al personal.
Salud
Maria-Rosa Monferrer
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Ferran Aisa Pampols
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Alfonso Rodriguez Martín
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Jesús Aumatell Molas
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Ramon Bosch Boada
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