10 de la mañana, en el bar del barrio.
Dice la sobrina de la peluquera: Todos somos sospechosos. Todo es sospecha. Los vecinos tienen miedo al contagio. También los perros son sospechosos. ¿No podrían examinar al perro antes de sacrificarlo? Se extiende la peste, el ébola.
Dice la nieta del anarquista: En África están perplejos. Dicen que tienen otras enfermedades endémicas, epidémicas, con las que viven y mueren a diario, sin que nadie se escandalice demasiado, a no ser que salga contagiado un ciudadano de Occidente. Las farmacéuticas valoran la rentabilidad de estos u otros fármacos, como diría la monja de Montserrat.
Dice la sobrina de la peluquera: Todos somos sospechosos. Todo es sospecha. Los vecinos tienen miedo al contagio. También los perros son sospechosos. ¿No podrían examinar al perro antes de sacrificarlo? Se extiende la peste, el ébola.
Dice la nieta del anarquista: En África están perplejos. Dicen que tienen otras enfermedades endémicas, epidémicas, con las que viven y mueren a diario, sin que nadie se escandalice demasiado, a no ser que salga contagiado un ciudadano de Occidente. Las farmacéuticas valoran la rentabilidad de estos u otros fármacos, como diría la monja de Montserrat.
Interviene la dueña del bar: Lluís LLach, que ha dejado de cantar y de componer canciones,
vive en un poblado del Senegal, donde ha creado una Fundación que
ayuda a la construcción de cayucos para la pesca y a la distribución
de material escolar, escribe novelas y dice que espera con ilusión la
independencia de Catalunya, como declaró en el progama "El
convidat", de Albert Om, realizado en el mismo poblado por TV3.
Dice la hermana del informático: Muchos se escandalizan: "¡Otro virus, el de la independencia, que los pongan en cuarentena hasta que se curen o se mueran!".
Interviene la cuñada del poeta romántico: Otra sospecha de virus, otra peste que debe ser erradicada, como en la novela de Albert Camus, La peste.
Dice la hermana del informático: Muchos se escandalizan: "¡Otro virus, el de la independencia, que los pongan en cuarentena hasta que se curen o se mueran!".
Interviene la cuñada del poeta romántico: Otra sospecha de virus, otra peste que debe ser erradicada, como en la novela de Albert Camus, La peste.
Dice la hija de la bibliotecaria, indignada: Todo es sospecha, unos son sospechosos de tener el virus del ébola, otros son sospechosos de querer demasiada independencia. "El virus de la independencia, ¡cuidado, es contagioso!", exclaman los que ya se contagiaron antes, hace siglos, de otra independencia, que es la suya, pero que ya no quieren más contagios de independencia, porque es la de los otros.
Por último, interviene el humorista del barrio:
Todo es sospecha, todos somos sospechosos, virus contagiosos, delante del doctor No y su equipo profiláctico!
La cuñada del dentista hoy no ha venido al bar.
16 comentarios:
los más sospechosos son las farmaceúticas que ya se ESTAN FROTANDO LAS MANOS CON EL FUTURO NEGOCI0.
El virus del catalanismo también existe. En España ya estamos curados de tanto nacionalismo periférico y no tememos al contagio.
Dicen algunos expertos que el virus del españolismo provocó el virus del catalanismo. ¿Será cierto?
Lo importante es vacunarse en una clínica autosuficiente, autodeterminada, con recursos propios y recursos internacionales.
Sí, sí.
NO NO NO.
Si aún no habéis aprendido a organizar un referéndum, ¿qué vais a votar? La cabra de la Legión está mejor informada que vosotros.
Insultar, humillar, denigrar, la praxis del impotente, que embiste con la cabeza.
El honor y la espada. Firmes, sean recios!
¿A esta Pensión también ha llegado una dotación de la policía nacional, como en Calella y Pineda de Mar?
Somos españoles, no policías. Claro que si nos necesitan...
Como la cosa se complica, no escribo y me las piro, como aquel catedrático de Derecho que se ha bajado del tren de la consulta!
Lo escribiré tres veces: consulta, consulta, consulta, referéndum, referéndum, referéndum, sí, sí, sí.
Sí. ¿Esta prohibido decir sí? Es que estoy leyendo el final del Ulises, de Joyce, y como la última palabra de la novela dice Sí, temo caer en desobediencia civil...
Carme Rius
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Anna Bofill Levi
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Eliseo Guillamon Cruz
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Eva Germán
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MTrinidad Vilchez: Qué pena, y también quieren matar al marido?
13 h · Me gusta · 1
Rafael Blanco: Todos somos sospechosos de sospechar sospechas!!!!!!!Que lio!!
12 h · Me gusta
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