Hay editores que piden a los pobres impresores que
utilicen papel con semillas de flores incrustadas en la trama. Un papel que será destinado a imprimir libros de poemas y, en su defecto, a generar flores en balcones y ventanas. Es decir, si no te gustan los poemas,
plantas el papel del libro en una maceta y, de poema en poema y de
flor en flor, te queda adornada toda la ventana.
Poemas desechables y
convertidos en rosas o margaritas, ¿quién da más?
Algunos sostienen
que es una solución muy ecológica para los malos poemas, aunque también algo cursi y ridícula.
Otros, sin embargo, afirman que es de lo más práctico y útil para
reciclar los poemarios que nos regalan y no leemos.
1 comentario:
A Lurdes Fidalgo, Montserrat Olivés Miret, Luisa Abreu y 3 personas más les gusta esto.
El suplente del cronista: En la imagen aparece la portada del tercer volumen de la antología clásica, "Floresta de rimas antiguas castellanas", del hispanista Juan Nicolás de Böhl, publicada en 1821, y por supuesto no lleva semillas incrustadas.
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